Argentina es un país jaqueado por una inflación que supera el 50% anual pero, siempre futbolera, los más fanáticos instalaron una duda en formato de broma en los últimos días: ¿Qué cargo será más difícil de ejercer, el de ministro de Economía o el del futuro reemplazante de Marcelo Gallardo como técnico de River? Por lo pronto, quien suceda al “Muñeco” al frente del reciente campeón de la Liga Profesional 2021 tendrá que esperar: después de varios días de suspenso, el entrenador anunció este miércoles que renovará un año su relación con el club que ganó más ligas argentinas.
Las instituciones siempre están por encima de sus jugadores o de sus técnicos, pero los límites entre River y Gallardo a veces se tornan confusos: en los próximos meses se inaugurará una estatua de siete metros de alto en la puerta del estadio Monumental. Según aseguran en el club, se tratará de la escultura de bronce más grande del mundo dedicada a un deportista, en este caso al hombre que escribió la gloria moderna de River.
Aunque la historia del club fue creada por auténticas estrellas que en muchos casos extendieron su aureola por fuera del país, como Alfredo Di Stéfano, Ariel Ortega, Enzo Francescoli, Norberto Alonso, Ángel Labruna, Pablo Aimar o Ramón Díaz, Gallardo personifica una leyenda viva que en los últimos años se posicionó sentimentalmente por encima del resto de los dioses en rojo y blanco. A los ocho títulos que había ganado como jugador, desde que asumió como entrenador hace siete años y medio, en junio de 2014, le sumó otras 13 vueltas olímpicas -ningún técnico le dio tantos campeonatos a un club en Argentina-. Parece un dato de los superhéroes de Marvel: de los 68 títulos oficiales que ganó River, Gallardo participó en 21.
“Ayer hice el click y decidí continuar”, explicó este miércoles Gallardo, que dos semanas atrás, cuando River se consagró campeón de Liga 2021, había anunciado que se tomaría unos días para definir si seguía frente al equipo. Fue como si los hinchas dejaran de respirar, pero la espera tuvo final feliz. “Era indispensable tomarme algún momento para reflexionar por lo que exige una institución como esta. La verdad es que no tuve mucho tiempo pero elijo seguir estando”, explicó en conferencia de prensa, más como si siguiera una corazonada sentimental que por razones económicas o deportivas.
En un fútbol tan inestable que 15 entrenadores perdieron su puesto durante 2021 en la Liga Profesional, Gallardo es un caso atípico. En los siete años y medio que lleva en River, Boca tuvo seis entrenadores diferentes y San Lorenzo, otro de los clubes grandes, contrató a 15. Su ciclo incluso ya está entre los cuatro más extensos de toda la historia argentina, y para encontrar los tres primeros hay que retroceder hasta las décadas del 40 y el 50: Victorio Spinetto en Vélez (14 años, de 1942 a 1955), José María Minella en River (13, de 1947 a 1959) y Guillermo Stábile en Racing (9, de 1945 a 1953).
Gallardo, de 45 años, era pretendido por la selección de Uruguay como reemplazante de Oscar Washington Tabárez, pero dijo que nunca pensó en esa posibilidad. Pocas semanas atrás también recibió un interés del Barcelona como posible reemplazante de Ronald Koeman. “Nunca evalué otras oportunidades. Sí reconozco que me llegaron propuestas que agradezco, pero quería seguir en River hasta que terminara mi contrato. Y ahora quiero seguir un año más”, explicó.
Como si estuviera guionado, River seguirá de parranda este jueves con una gran fiesta en su estadio por el tercer aniversario de la Copa Libertadores 2018. Si Gallardo ganó 13 títulos como técnico, incluidas dos ediciones del máximo torneo continental, aquella final del 9 de diciembre contra Boca en el Santiago Bernabéu de Madrid marcó un Everest imposible de alcanzar.
Por pedido de la dirigencia del club, la escultora Mercedes Savall trabaja desde 2019 en una enorme estatua de Gallardo cuyas primeras piezas llegaron la semana pasada a las puertas del Monumental, donde será instalada al lado de la de Labruna, el otro gran héroe de River, ganador de 22 títulos como jugador y técnico entre las décadas del 40 y el 70.
“La estatua de Gallardo está hecha de llaves y pequeños objetos de bronce donados por los hinchas pero, después de lo de Madrid, superó todas las expectativas: por eso será tan grande. Primero realicé un modelo en yeso del cual se tomó el molde y luego seguí un proceso que se llama fundición a la cera perdida”, dice Savall, que ya había hecho la estatua de Labruna, de seis metros de alto y colocada al lado del Museo River.
“Ahora pedí que el piso de la estatua de Gallardo esté recubierto con césped del Bernabéu, espero que se pueda cumplir. Las primeras piezas ya llegaron al Monumental y en tres o cuatro meses se inaugurará. La pandemia frenó todo, pero son obras que duran para la eternidad”, agrega la artista, en consonancia con un ciclo, el de Gallardo, que ya es atemporal pero seguirá otro año.