La abrupta suspensión del Brasil-Argentina por inspectores sanitarios brasileños desata una cascada de reacciones de los futbolistas y de las instituciones
La inesperada y esperpéntica suspensión del Brasil-Argentina, el gran clásico sudamericano, este domingo ha suscitado reacciones inmediatas y cierto cruce de acusaciones. Inspectores de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria de Brasil han irrumpido en el campo poco después de iniciado el partido correspondiente a las eliminatorias para el Mundial de Qatar 2022 tras acusar a cuatro de los jugadores de la Albiceleste, que militan en la Premier inglesa, de saltarse las normas sanitarias y mentir al entrar en Brasil.
Los primeros sorprendidos han sido los jugadores que estaban en el campo y los 1.500 aficionados que asistían al superclásico en el estadio del Corinthians. La reacción de Messi ha sido registrada por las cámaras que retransmitían el partido: “Llevamos aquí tres días. Esperaron para comenzar el juego. ¿Por qué no lo hicieron saber antes? ¿Por qué no fueron al hotel? ¿Para qué nos hicieron jugar? El mundo está viendo todo esto”, ha dicho la estrella argentina, que esperaba igualar o batir este domingo por la tarde el récord de Pelé como máximo goleador de una selección sudamericana.
La FIFA se ha limitado a confirmar la suspensión del partido por decisión del árbitro sin dar más detalles. Ha asegurado que los ofrecerá más adelante.
La Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) ha emitido una nota oficial sobre la paralización del clásico en la que destaca su sorpresa ante el comportamiento de los técnicos sanitarios. “La CBF defiende la aplicación de los protocolos sanitarios rigurosos y los cumple íntegramente. Pero resulta que quedó absolutamente sorprendida en el momento de la actuación de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria, con el partido ya empezado, en vista de que Anvisa podría haber ejercido su actividad de forma mucho más adecuada en varios momentos en los días anteriores al partido”.
Álex Campos, el director de Anvisa, la agencia de vigilancia sanitaria brasileña que ha obligado a paralizar el partido, ha insistido en que ese no era el desenlace esperado. “No se suponía que el partido tenía que ser suspendido. Pero cometieron una infracción tras otra. Les pedimos que no salieran del hotel, que se pusieran en cuarentena, y finalmente los llevaron al campo. O tenemos reglas en Brasil (para todos) o no las tenemos”, ha declarado al diario Folha de S. Paulo.
El Gobierno de Argentina ha respondido rápidamente a través de la directora de migraciones: “Si Brasil consideraba el país de dónde venían los jugadores argentinos como zona de riesgo, más allá del protocolo establecido por la FIFA, podría haber actuado en el momento del ingreso a su territorio. Esperar tres días y meterse en el campo de juego suspendiendo un partido parece más una puesta en escena que una medida sanitaria”, ha tuiteado Florencia Carignano, directora nacional de Migraciones de Argentina.
Claudio Tapia, presidente de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), ha expresado su malestar y ha negado que los jugadores de su país hubieran mentido. Sostiene que los miembros de su selección han cumplido el protocolo aprobado por las autoridades sanitarias de cada uno de los países que participan en las eliminatorias. Y ha añadido: “Lo que se vivió hoy es lamentable para el fútbol, es una imagen muy mala. Cuatro personas ingresaron a interrumpir el partido para hacer una notificación y Conmebol solicitó a los jugadores que se fueran al vestuario”, ha tuiteado.
La Conmebol ha anunciado de manera sucinta que el partido queda suspendido por decisión del árbitro y que este elevará un informe a la comisión disciplinaria de la FIFA. Además, ha apuntado a la responsabilidad de la Federación Internacional de Fútbol: ”Las Eliminatorias para la Copa del Mundo es una competición de la FIFA. Todas las decisiones que atañen a su organización y desarrollo son potestad exclusiva de esa institución”.