Tres décadas después de que llegara a la gloria liderado por Diego Armando Maradona, SSC Napoli volvió a proclamarse campeón de la Serie A de Italia este jueves.
El equipo napolitano empató 1-1 con Udinese, el resultado necesario para asegurar matemáticamente el tercer Scudetto y dejar sin posibilidades a Lazio.
Pero desde temprana hora, el júbilo en las calles de la ciudad del sur de Italia anticipaba la fiesta.
Había banderas, camisetas y pancartas que decían “100% campione” por doquier. Algunos temían que la ciudad no pudiera hacer frente a una fiesta que lleva 33 años en gestación.
En los Quartieri Spagnoli, en todo el centro histórico de Nápoles, hasta el Stadio Diego Armando Maradona en Fuorigrotta y más allá, las calles ya estaban adornadas desde este jueves.
Los edificios y escalones fueron pintados de azul o de la bandera tricolor de Italia.
En una plaza había figuras a tamaño real de los jugadores, entre ellos el mexicano Hirving Lozano.
Casi todas las habitaciones de hotel para los próximos meses se han agotado. Los expatriados que quieren celebrar, los fanáticos del fútbol intrigados por la historia de Napoli y los visitantes atrapados inesperadamente en este momento histórico están llegando a la ciudad.
El éxito deportivo coincide con un boom turístico. “Nápoles está experimentando un momento de autorreconocimiento y redescubrimiento de su grandeza”, dice el escritor Angelo Forgione.
Cuando Maradona lideró a Napoli a un primer Scudetto en 1987, los fanáticos colocaron una pancarta afuera del cementerio más grande de la ciudad que proclamaba: “No sabes de lo que te perdiste”.
Ahora, una generación demasiado joven para recordar tal gloria la está viviendo ella misma
“Tenía 6 meses en 1990, pero crecí viendo en VHS a Diego Maradona”, dice Vincenzo Credendino, de CalcioNapoli24 TV. “Ahora este Scudetto es como volver a conectar con esa época”.
En Bar Nilo, un mechón de cabello de Maradona gira como parte de un altar al argentino. En un museo subterráneo se exhiben las pertenencias adquiridas por el hijo de una sirvienta cuando Maradona abandonó la ciudad.
“Maradona es como Dios aquí”, dice María Roberta De Iesu, de 23 años. “Le dio esperanza a la gente. Los napolitanos se ven en Maradona”.