El Tour de Francia encara esta semana su recta final con las últimas seis etapas de la prueba, y la pelea por el maillot amarillo no podría estar más reñida. Tras la segunda jornada de descanso, la distancia entre el vigente campeón y líder de la general, Jonas Vingegaard (Jumbo-Visma), y el bicampeón Tadej Pogacar (UAE Team Emirates) es ínfima, apenas de 10 segundos, por lo que la contrarreloj de este martes se antoja crucial para desequilibrar definitivamente la balanza a favor de uno de ellos.
Un equilibrio que ha ido restaurando Pogacar poco a poco, después de perder alrededor de un minuto en la quinta etapa en Laruns. El esloveno ha conseguido recuperar casi todo el tiempo perdido respecto a Vingegaard, protagonizando una serie de épicas batallas que han pasado factura a todo el pelotón. Sin embargo, no han servido para dejar nada decidido todavía entre los dos colosos, y la crono, de 22,4 kilómetros entre Passy y Combloux, podría aportar mucha luz.
Además, sigue muy abierta la lucha por el tercer escalón del podio final en París, con el español Carlos Rodríguez (INEOS Grenadiers) tercero tras su espectacular victoria en la decimocuarta etapa, la tercera del triplete español en la presente edición de la vuelta gala. Está a 5:21 del líder y tiene tan sólo 19 segundos de ventaja sobre el británico Adam Yates (UAE Team Emirates), escudero de Pogacar.
Con absolutamente todo en juego en estas últimas seis etapas, esta particular batalla contra el reloj sirve para aumentar aún más la tensión. Los ciclistas deberán ascender la dura Côte de Domincy, de segunda categoría, con 2,5 kilómetros de subida a una media de desnivel del 9,4%, y podríamos vivir un vuelco en la clasificación general si Pogacar (ganador en 2021 y 2020) vence, o bien ver reforzado al actual campeón.
Pase lo que pase, para bien o para mal, sólo uno de ellos saldrá de la contrarreloj como destacado favorito para llevarse el Tour. Aun así, restarán otras cinco etapas en las que se encuentran incluidas dos de montaña que podrían, visto lo visto en otros puertos entre Pogacar y Vingegaard, aportar ‘pimienta’ a esa lucha y a la pugna por la tercera plaza.
La decimoséptima etapa, el miércoles, traerá de vuelta la montaña, con 166 kilómetros y dos puertos de 1ª categoría, el Col des Saisies (13,4 kilómetros al 5,4% de desnivel medio) y el Cormet de Roselend (19,9 km al 6%), uno de 2ª (el Cote de Longefoy (6,6 km al 7,5%), y la gran subida al punto más alto de esta edición, el Col de la Loze (28,1 km al 6%, pero con rampas superiores al 20%), que se corona a 2300 metros. La meta estará en el descenso, en Courchevel.
Las etapas 18 y 19 serán nuevas oportunidades para los velocistas, primero el jueves con los 185 kilómetros llanos que tendrán que recorrer entre Moûtiers y Bourg-en-Bresse y el viernes, los 173 entre Moirans-en-Montagne y Poligny, que pese a ser un terreno más ‘roto’, propicio para una fuga, pero si los equipos de los sprinters trabajan deberían controlar el día.
En caso de que la general llegue abierta a la penúltima etapa, los 133 kilómetros que separan Belfort y Le Markstein, con seis puertos, uno de 3ª categoría, tres de 2ª y dos de 1ª, el Petit Ballon (9,3 km al 8,1%) y el Col du Platzerwasel (7,1 al 8,4%), para un total de 3.600 metros de desnivel acumulado que serán el último juez de la carrera.
Para terminar, la ‘Grande Boucle’ afrontará una etapa totalmente llana de 115 kilómetros entre el Velódromo de Saint-Quentin-en-Yvelines y los Campos Elíseos de París, en una jornada que se decidirá en un sprint masivo, tras un circuito por la capital francesa y que será una fiesta para el ganador de esta 110 edición del Tour de Francia, así como para el resto de líderes y equipos con cosas a celebrar.
