Ha llegado la segunda. Y qué segunda. Victoria espectacular de Carlos Sainz en Singapur para lograr el segundo triunfo de su carrera en la F1. El madrileño hizo una carrera perfecta, siguiendo la estrategia de Ferrari al detalle, para liderar en Marina Bay sin oposición y demostrar a la ‘Scuderia’ que no tiene nada que envidiarle a Leclerc (cuarto). La mala noticia de la jornada la dio Fernando Alonso, que tuvo un día de pesadilla y terminó último.
El Gran Premio de Singapur, como presagió la clasificación —Verstappen y Checo fueron undécimo y decimotercero tras quedarse fuera de la Q3—, fue el que rompió con la hegemonía de Red Bull. El neerlandés y el mexicano terminaron quinto y octavo para sumar buenos puntos en un mal circuito para su monoplaza. Por primera vez esta temporada, ningún piloto de la escudería austriaca se subió al podio, donde Norris, segundo, y Hamilton, tercero, celebraron junto a Sainz.
Lideró el madrileño en las 62 vueltas en Marina Bay. De principio a fin. Le echó un cable Leclerc por estrategia de equipo: Ferrari sacó al monegasco con blandos (usados) para que atacase en la salida a Russell, la gran amenaza de Carlos en el arranque. La estrategia le salió bien a la escuadra italiana. Charles adelantó al Mercedes cuando se apagaron los semáforos y levantó un muro para permitir a Sainz gestionar los neumáticos. Esta vez no hubo disputa entre compañeros en la pista, ni dudas en la ‘Scuderia’, todos remaban a una por la victoria de Sainz.
Así empezó la primera parte de la carrera, tranquila a excepción de un pequeño susto de Hamilton, que se fue recto en una curva al intentar adelantar a Norris y Russell. Alonso, sexto tras adelantar a Magnussen en la salida, lo vio en primera persona, desde la distancia. El asturiano se mantuvo lejos de la acción en las primeras 20 vueltas en su objetivo de salvar gomas para cuando llegase lo importante. De nada le sirvió.
La salida de Sargeant inició la pesadilla del bicampeón. El Williams chocó con el muro y destrozó su alerón delantero, pero siguió en pista con él enganchado debajo de su monoplaza rumbo a los boxes. Dirección de Carrera decidió entonces sacar el coche de seguridad para limpiar la pista, llena de piezas del coche del estadounidense. Ytodos los pilotos —menos Verstappen y Checo, que llevaban duros— se cobraron esa ‘parada gratis’ que regala la salida del Safety Car.
Mientras entraba en el pit-lane, Alonso cometió un error que le salió carísimo: se salió del recorrido de entrada a los garajes y tuvo que saltar el piano para volver a la trazada y llegar con sus mecánicos. La FIA, que en una acción similar en los libres 2 solo había avisado con una bandera blanca y negra, fue implacable con el asturiano: cinco segundos de sanción, lo que en Singapur es una sentencia.
Por delante, Sainz y Ferrari seguían a lo suyo, sin prisa pero sin pausa con una parada rapidísima para montar los duros, las gomas que debían aguantar hasta el final en el monoplaza ’55’. Con esa idea siguieron en la ‘Scuderia’ pese a la salida del Virtual Safety Car en la vuelta 44 cuando el Alpine de Ocon se quedó tirado en medio de la pista y los Mercedes entraron para poner medios y declarar la guerra al madrileño de cara a la recta final.
Ese fue también el momento en el que Aston Martin condenó a Alonso: le pararon para cumplir la penalización y montar blandos en un intento desesperado por recuperar posiciones. Les salió fatal: las ruedas traseras se engancharon y la parada superó los 20 segundos.
Si el principio había sido tranquilo, el final fue de infarto. Tanto que Sainz tuvo que aliarse con un viejo amigo, Lando Norris, para frenar a Russell y Hamilton, que iban como un tiro por detrás en busca del triunfo. El piloto español mantuvo a su excompañero en el DRS para que frenase a los Mercedes. Cumplió con nota el británico, que se subió al segundo escalón del podio después de ver por el retrovisor a Russell saliéndose de la pista en la última vuelta.