Solo hay un camino para quienes buscan la eternidad: ganar, ganar y ganar. Ya lo avisaba Luis Aragonés, y nos hizo campeones de Europa rompiendo una maldición, la de cuartos de final. Ahora (por fin) es el turno de ellas, en un escenario mayor si cabe, el Mundial de Australia y Nueva Zelanda. Por primera vez en la historia, la selección española femenina jugará la ronda de las ocho mejores en una cita mundialista, en la que peleará por el billete a ‘semis’ frente a una de las grandes favoritas: Países Bajos. Un partido para seguir haciendo historia… o quedarse a las puertas de la gloria.
El varapalo frente a Japón, el primer rival fuerte al que se medía en esta Copa del Mundo, fue muy duro —”un surco profundo”, reconoció Vilda—, y aunque la goleada a Suiza para superar la primera fase eliminatoria alejó fantasmas, falta por responder una pregunta para despejar todas las dudas: ¿podrá tumbar la Roja a un rival del ‘top 10’? Las futbolistas lo tienen claro: “Hemos hecho historia y queremos seguir haciéndola”, aseguran Alba Redondo y Athenea del Castillo.
Su próximo rival, la Oranje —novena en el ranking FIFA— es la vigente subcampeona del mundo y la campeona de Europa en 2017. Una selección con mucha experiencia en las grandes citas… que se atasca ante España: se han enfrentado en 10 ocasiones, con cinco victorias para la selección, dos para las neerlandesas y tres empates.
“Son un equipo muy sólido, tienen tres centrales de garantías que van bien por abajo, por arriba, en los juegos aéreos… y también son muy peligrosas y muy fuertes con el balón parado”, ha avisado Jorge Vilda en la previa del partido. Y es que las vigentes subcampeonas dejan la sensación de dominar todas las facetas del juego: saben marcar, saben defender y saben sufrir.
En área contraria, es un equipo potentísimo. Los números hablan por sí solos: es el cuarto equipo más goleador con 11 tantos. Pero no son los goles lo que debe preocupar a la Roja, sino cómo llega a ellos la Oranje: desde los disparos fuera del área, los remates desde segunda línea y las jugadas a balón parado. Impedir esas acciones pasa por dos claves: contundencia y anticipación defensivas.
Atrás, Países Bajos no es invencible. Es un equipo que concede espacios y a veces, incluso, puede pecar de falta de concentración —algunos pases en horizontal hicieron sufrir a su zaga ante Sudáfrica en octavos—. Por eso, una presión alta que fuerce errores debería permitir a España generar muchas ocasiones de gol. Aunque, ojo, no le será tan fácil hacer que el balón toque la red: la portera neerlandesa, Daphne van Domselaar, es un cerrojo —lleva 40 paradas, muchas de ellas salvadoras—.