El Gran Premio de España de Fórmula 1 no pudo tener un final más amargo para toda la afición española que, casi una década después, volvió a volcarse como nunca con la carrera gracias a Fernando Alonso y Carlos Sainz. Los dos héroes locales, muy competitivos todo el año, llegaban a Montmeló con la esperanza y el aliento de la gente de su parte, pero protagonizaron ambos su peor carrera de la temporada, en la que nunca se les vio cómodos ni con ritmo suficiente, especialmente Alonso.
Sobra decir que ganó Max Verstappen, como se esperaba partiendo de la pole, con una ventaja estratosférica. Parecía que poco a poco el cerco sobre Red Bull iba estrechándose, pero Barcelona ha puesto a todos en su sitio. Como Mercedes, que después de rediseñar medio coche, metió a Hamilton segundo y a Russell tercero, cuando había salido duodécimo. Ya han dado el salto que buscaban, y parece que han regresado para quedarse.
En cambio, Ferrari y Aston Martin tuvieron problemas, y muchos, desde la salida. Por un lado, la Scuderia no acertó con la estrategia, aunque había poco que hacer para parar a los Mercedes y a Sergio Pérez, cuarto tras Russell partiendo de la undécima posición. De hecho, Sainz se defendió como gato panza arriba, pero Leclerc fue otra historia. Ascendió a la duodécima plaza, sí, y saliendo del pit lane tras clasificar decimoséptimo y cambiar la caja de cambios del SF-23, pero nunca tuvo el ritmo para emular las remontadas de Russel y Pérez.
En el caso de Aston Martin, no fue solo un problema, fueron muchos, y la solución no llegó hasta el final de la carrera. Tanto Stroll, que llegó a ser tercero, como Alonso lograron escalar puestos en la salida, pero empezaron a venirse abajo con el paso de los giros. Las paradas se empezaron a producir pronto, pero el equipo británico insistió con las gomas blandas con las que arrancaron, que evidentemente no funcionaban como les hubiese gustado.
Rodaban tan lentos, que Alonso era incapaz con blandos de superar en pista a Tsunoda con duros. En cambio, en el stint final, el asturiano con duros pasó de la décima a la séptima posición sin pestañear, pero respetó a Stroll en la sexta. Antes de eso, la acción más sucia del año involucró, cómo no, a Ocon, que fue octavo pero casi echa de la pista al ovetense cuando le adelantaba en la recta principal. Al menos se esperan mejoras sustanciales en el AMR23 para el próximo GP, en Canadá.
En definitiva, una pesadilla en casa para los españoles, de la que tanto ellos como sus equipos deben aprender. El público también. Es positivo que haya quejas y decepción por Alonso y Sainz, porque su ambición es máxima, y su rendimiento (sobre todo el de Fernando) venía siendo inmaculado, pero jamás hay que olvidar de dónde se viene, cuánto se ha sufrido. Un duro revés para el sueño de la 33, pero nadie dijo nunca que fuese a ser fácil.
