La Fórmula 1 regresaba a la acción tras una semana de descanso con el Gran Premio de Qatar, ausente el pasado campeonato por la organización del Mundial de fútbol, y no defraudó. En uno de los tres fines de semana con formato al sprint que restan todavía en el calendario, la clasificación del viernes, válida para el domingo, fue nuevamente un paseo para Max Verstappen, que logró la pole para el domingo y acaricia ya su tercer campeonato del mundo en la pista de Losail.
Por detrás, muy por detrás, el resto de la competencia, aunque eso no impidió que hubiese mucha acción en la pista. Desde los libres 1 se veía que el calor, el viento y la arena iban a jugar malas pasadas a los pilotos, con menos tiempo que de costumbre para adaptarse a las condiciones del trazado, y así fue. Eso, además, igualó mucho los tiempos y permitió que Fernando Alonso, por ejemplo, salga cuarto con el séptimo coche de la parrilla.
La Q1 fue quizá la sesión que menos sorpresas deparó, y desde luego, casi ninguna negativa. Todo el mundo cumplía con los tiempos esperados salvo Alonso, que rodaba muy por debajo de los cronos esperados. De repente, el AMR23 comenzó a carburar, aunque muchos de sus oponentes directos se estaban escondiendo. La cruz para Aston Martin fue Lance Stroll, que quedó decimoséptimo y sigue sin levantar cabeza.
Una suerte parecida sufrieron ‘Checo’ Pérez y Carlos Sainz en la Q2. En el caso del español, que saldrá duodécimo, el coche simplemente no daba para más y él tampoco se encontraba cómodo, fallando así a su segunda Q3 del año. En cambio, el caso de Pérez es más parecido al de Stroll: pilotos que rinden muy por debajo de las posibilidades que les ofrece el coche. Justo lo contrario a Alonso. Aun así, en el caso del mexicano, su problema fueron los límites de pista.
El compañero del futuro campeón vio hasta dos de sus vueltas rápidas anuladas, lo que le retrasó sin tiempo para reaccionar hasta la decimotercera plaza. Un problema, el de los límites de pista, que no había aparecido en Losail hasta ese momento, pero que cobró una importancia enorme en la Q3.
Lo máximo a lo que aspiraba Fernando Alonso, viendo sus rivales, era la sexta plaza. Justo la posición que logró inicialmente, manteniendo a raya incluso a Charles Leclerc. Demasiado lejos de la pole, pero en un lugar privilegiado dadas sus posibilidades. Verstappen voló, nada nuevo, metiendo medio segundo a Lando Norris y Oscar Piastri, y los Mercedes también se mostraron competitivos.
Sin embargo, la pesadilla para McLaren comenzó con la sesión ya finalizada y los pilotos en la zona de entrevistas. Primero fue Norris el que tuvo que irse corriendo de la zona reservada a los tres primeros por haber excedido los límites de pista; y luego fue Piastri el que se enteró de ese mismo destino en plena entrevista por su segunda posición.
Al final, ambos saldrán noveno y décimo, y Fernando sólo tendrá por delante un Red Bull y dos Mercedes, Russell y Hamilton. Una auténtica chapuza de la FIA, una más en lo que va de campeonato, tomando decisiones mal y tarde, aunque beneficien a un piloto español. Una muestra más de que en Qatar vale soñar. Todo puede pasar.