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Economía

Alemania ‘copia’ el gran acuerdo salarial de los 70 que arruinó la economía

Los años 70 siempre vuelven, al menos en la economía. El encendido debate sobre una potencial espiral precios-salarios al estilo de lo que ocurrió hace ahora 50 años ha recibido nuevo combustible con el gran acuerdo salarial alcanzado este fin de semana en Alemania. Un pacto del que ha sorprendido la simetría con el ruinoso acuerdo de subidas de salarios de 1974 que lastró al milagro económico alemán de posguerra.

El nuevo convenio del gigante de correos Deutsche Post para 160.000 trabajadores, firmado el pasado sábado, supone el mayor aumento de los últimos acuerdos y podría servir de inspiración para negociaciones de mayor envergadura en el sector público, con posibles consecuencias para la inflación.

Tanto el acuerdo de Deutsche Post como el gran acuerdo del sector público alcanzado en 1974 incluían una reivindicación inicial de un aumento del 15% y ambos acabaron con un resultado global en torno al 11%.

No acaban ahí los paralelismos: el sindicato que negoció hace medio siglo fue un predecesor de Verdi, que lo hizo esta vez. Y el telón de fondo de una crisis energética también es familiar, al igual que un canciller socialdemócrata en el cargo: ahora es Olaf Scholz, y entonces era Willy Brandt.

Estas inquietantes similitudes pueden llamar la atención del Banco Central Europeo (BCE), a cuyos responsables políticos les preocupa que los grandes acuerdos salariales puedan desencadenar una espiral que avive aún más la inflación en la mayor economía de la región. A nivel nacional, existe la preocupación de que las grandes demandas salariales puedan persuadir a las empresas a trasladar la actividad al extranjero.

Pero funcionarios y economistas confían en que la historia no se repita, destacando las diferencias con el episodio de los años 70. Una de las principales razones es que el acuerdo del 11,5% de Deutsche Post no es tan grande como parece: se extiende a lo largo de dos años e incluye pagos únicos. Otra razón es que se debe principalmente a la inflación pasada, y no a las expectativas de una inflación futura.

“No estoy convencido de que estemos en la cúspide de una espiral precios-salarios, porque parece que la gente sigue creyendo que la inflación acabará bajando”, explica Andreas Scheuerle, economista de Dekabank. “Pero veremos acuerdos salariales más fuertes durante algún tiempo”.

Es la amenaza de más presiones salariales lo que preocupa a los responsables políticos del BCE, que podrían subir su tipo de depósito en 50 puntos básicos el jueves para domar la inflación. En Alemania, los sueldos y salarios brutos aumentaron un 5,9% el año pasado, un ritmo que, según Scheuerle, se mantendrá hasta 2024, antes de que disminuya la demanda en 2025.

Los acuerdos de 24 meses de duración son una de las razones de estas perspectivas tan prolongadas. Los acuerdos salariales alcanzados antes de que el aumento de los precios al consumo despegara con fuerza en 2022 significan que es probable que los trabajadores busquen más compensación en la siguiente oportunidad, incluso si las presiones han retrocedido para entonces.

El Bundesbank prevé que la inflación se reduzca al 4,1% en 2024 y al 2,8% en 2025. En febrero se situaba en el 9,3%.

Sin embargo, las expectativas de inflación se han mantenido relativamente estables. Una encuesta reciente del BCE mostraba un retroceso “significativo” de las mismas a tres años vista, lo que sugiere que puede haber poco apetito por exigir grandes revisiones salariales cuando retrocedan las subidas de precios.

En 1974, las cosas eran muy diferentes. Las expectativas de inflación sirvieron de base para que los acuerdos salariales resultaran demasiado elevados. Ese año, el Bundesbank declaró en su informe anual que “el aumento de los costes provocó una compresión de los beneficios, frenó la voluntad de invertir, puso en peligro puestos de trabajo y, en muchos casos, puede haber sido el impulso final para el cierre de empresas”.

Los intentos del socialdemócrata Brandt de moderar las exigencias salariales cayeron en saco roto, y el sindicato se impuso. Lo que siguió fue calamitoso y marcó un punto de inflexión en la trayectoria del milagro económico alemán de posguerra. El desempleo se triplicó en 18 meses y el crecimiento se estancó antes de que se produjera una contracción anual en 1975. Siguieron años de estanflación.

Como canciller, Scholz ha tenido más éxito hasta ahora en mantener bajo control los acuerdos salariales. El año pasado reunió a empresarios, sindicatos y el Bundesbank en una iniciativa poco habitual para diseñar conjuntamente medidas que aliviaran el dolor de los consumidores.

Uno de los resultados fueron unos bonus por inflación libres de impuestos de hasta 3.000 euros que las empresas pueden repartir hasta finales de 2024. Este tipo de pagos figura en el acuerdo de Deutsche Post, que también incluye un aumento salarial regular de 340 euros al mes a partir de abril del próximo año.

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