Argentina y México, ¿políticas económicas opuestas?
Al momento de realizar políticas económicas quienes lo hacen generalmente están persuadidos de que son las mejores políticas que podrían realizar, y que éstas son las medidas que deben tomarse para desarrollar a un país y hacer que crezca, se genere riqueza y con ello se fortalezca el empleo y el poder de compra de la mayoría de la población. Por lo menos es lo que se dice en el discurso y se sostiene que las políticas que ellos instrumentarán alcanzarán dicho objetivo. En la práctica, en el mundo hemos observado como se han aplicado algunas medidas de un corte u otro y los resultados obtenidos. En el extremo, tenemos el caso del socialismo, que ya demostró que no es un modelo que funcione y cuyos resultados no son de ningún modo deseables para ninguna sociedad.
La aplicación de medidas económicas de libre mercado es lo opuesto al socialismo: de un lado intervención total del Estado y de otra, del mercado. Existe un punto medio, donde diversas economías se encuentran: en un mercado regulado y un Estado que interviene en la economía, no sólo como árbitro, sino abiertamente como jugador y donde el aparato estatal cuenta con dos importantes instrumentos de Política Económica: la política monetaria y la política fiscal.
En México experimentamos el estatismo, aunque con una fuerte presencia del sector privado en las actividades económicas y, a partir de la década de los ochenta, nos movimos hacia una situación en la que el aparato estatal se contrajo y se permitió que el sector privado participara. Se privatizó la banca, carreteras, ingenios azucareros y otras empresas que, dicho sea de paso, muchas quebraron y debieron ser rescatadas con dinero público. A pesar de que en esos momentos era evidente que el sector privado no es tan eficiente como se cree y como lo dicen los libros de texto, México siguió por ese camino hasta el 2018.
Argentina, por su parte, se encuentra en la paradoja de tener a un presidente que se dice libertario, pero sólo en lo económico, pues ha dicho que prohibirá cualquier tipo de manifestación política o social. El liberalismo no puede concebirse como sólo económico y no en otras áreas de la vida pública. El contexto actual recuerda el caso de Chile, donde a sangre y fuego se impuso la doctrina del libre mercado, pero se reprimieron con las fuerzas armadas a quienes se manifestaron en contra de las medidas; en este país también se dio la paradoja de tener liberalismo económico con represión política y social. El mismo Milton Friedman, en una visita a Chile, se manifestó en contra de la ausencia de libertades políticas y sociales.
Los políticos que llegaron al poder en Argentina tienen fe ciega en que los mercados resolverán todo. La evidencia internacional muestra que, así como el experimento del socialismo fue un fracaso, el del libre mercado extremo también lo es. Sin embargo, sigue habiendo adoradores de esta doctrina, algunos de ellos llegaron al poder en Argentina y están haciendo lo que dicta su credo económico. Dentro de poco tiempo sabremos qué política arroja mejores resultados en términos de bienestar para la población: si la intervención y fortalecimiento del Estado como en México, o el libre mercado extremo como en Argentina.