La economía mundial se está desacelerando por los altos tipos de interés y la mayoría de los países se encuentran inmersos en una lucha sin cuartel por terminar de doblegar la inflación en una última milla que parece más dura de lo esperado. En ese sentido, mientras los países y expertos explican que estamos ante un camino complicado, los organismos internacionales han puesto los ojos en un vecino de España. Marruecos ha sorprendido a los analistas, sobreponiéndose con claridad a diversas crisis que han surgido durante los últimos meses, en forma de voraces sequías y terremotos, y expandiendo su crecimiento mientras sube tipos y sometiendo por completo al IPC.
Un ejemplo de esto ha sido el último informe del Banco Mundial en el que defendían que “la economía de Marruecos se ha vuelto mucho más resiliente”. El PIB del país africano creció, según la OCDE, un 3,5% en 2023 frente al 1,1% de 2022. Estas cifras se dan mientras la media de la organización se desaceleró hasta el 1,6%. Ha habido dos frentes ‘victoriosos’ para la monarquía que han permitido vivir un desarrollo económico superior al de otros países emergentes y desarrollados. La demanda interna de Marruecos ha sido un gran catalizador a pesar de problemas como sequías, la inflación o el terremoto que golpeó al país. Según la OCDE, el consumo privado ha crecido del 2,2% al 3,1%, todo esto “con una inflación ejerciendo presión sobre los hogares y fuertes sequías que han afectado negativamente a sus perspectivas”.
Coinciden desde el propio Fondo Monetario Internacional han explicado tras su visita a Marruecos para negociar su línea de crédito que “ha vivido un auténtico crecimiento económico en 2023, fortalecido por la recuperación de la demanda interna y unas boyantes exportaciones”. Roberto Cardarelli, del equipo de la institución supranacional, añadía que “esperamos que su PIB siga creciendo, hasta el 3,5% apoyado por una mayor inversión y un menor IPC”.
Más allá de la demanda interna, la sorpresa ha venido desde el punto de vista internacional. La balanza comercial del país ha mejorado de forma crítica gracias a una ‘congelación’ de las importaciones y una resistencia inusitada en las ventas al exterior. Un cóctel que ha permitido que su déficit por cuenta corriente se reduzca hasta el 0,7% en todo 2023 con dos superávits en varios trimestres del año. Estos ‘números rojos’ tan leves suponen una cifra histórica, pues es el menor déficit registrado desde el año 2007 y ha permitido al banco central crear un gran colchón de divisas con el que garantizar la estabilidad monetaria del país y combatir de manera efectiva la inflación.
Según los datos de su banco central, el Bank Al Maghrib, las reservas de divisas han escalado hasta los 34.300 millones de dólares, muy cerca de los 35.000 millones de dólares que logró en 2020, cuando alcanzó su récord histórico. “Esta liquidez, más la que ha obtenido de dos créditos del FMI por 6.300 millones de dólares, cubre el triple de las necesidades de financiamiento del país a corto plazo, lo que ha generado la confianza de que podría respaldar su moneda”, explican desde Capital Economics.
“La estabilidad económica de Marruecos ha mejorado de forma notable”, comenta James Swanson, analista de la firma. Esto es particularmente importante por la situación tradicional del país africano. “Marruecos depende en gran medida de las importaciones de energía y por ello se ha visto fuertemente influenciado por los precios mundiales de las materias primas y ha sufrido un verdadero shock en términos de intercambio con la guerra de Rusia y Ucrania”, comenta la OCDE. “Marruecos tiene una balanza estructuralmente negativa que continúa agotando sus reservas de divisas”, explican los expertos de Credit Agricole.
“Marruecos tenía que acabar con un verdadero ‘shock’ de materias primas y energía”
En ese sentido, la caída de los precios de la energía ha sido clave para salvar a un Marruecos que necesitaba a toda costa reducir esta partida para derrotar a la inflación. Las importaciones de energía se han desmoronado 20% tanto por una menor demanda como por unos precios menores. El gasto por las importaciones de trigo también registró una caída enorme del 25,3% mientras que productos clave para una de sus principales industrias, la agrícola, han caído de forma crítica. Esto es el caso de las importaciones de fertilizantes, que retrocedieron un 58%.
La inflación era el abismo insalvable que parecía condenar al país. Marruecos llegó a tener un IPC al 11% el mes de febrero de 2023 y, aunque los altos precios de la energía fueron un factor clave para explicar esta situación, la realidad es que la subyacente (quitando precios de la energía y los alimentos frescos) estaba en el 8,5%. Sin embargo, ha podido contenerla en tiempo récord. A pesar de que el objetivo estaba en el 2,3% en el mes de enero y la subyacente en el 2,9%. Estas cifras suponen que, por ahora, los precios ya se ajustan al objetivo de su banco central.
Previamente a este imponente descenso, los analistas de Caixabank explicaban que para acabar con esta situación el país debía “ver cómo se disipaban el ‘shock’ de las materias primas y la energía”. Estas condiciones se han cumplido pero el banco español señalaba que esto, por sí solo, no sería suficiente. “Se necesitaría una política monetaria más restrictiva para que el IPC vuelva por debajo del 3%”. En ese sentido, el banco central ha cumplido al mantener el ‘precio del dinero’ en el 3% desde abril y no tocándolo a la baja hasta el día de hoy. La idea de la institución era emprender un alza más de medio punto, pero el terremoto y las posibles consecuencias económicas hicieron replanteárselo. Finalmente, el impacto del desastre natural “ha tenido un efecto muy limitado” según el FMI y la inflación se ha podido contener sin más ajustes.
Desde la OCDE creen que el factor más clave para explicar esta rápida caída ha sido una batería de subvenciones para amortiguar el impacto de este aumento de precios a costa de un mayor gasto público en medidas para contenerla. “Con el dirham estabilizado por las subidas de tipos (y el colchón de liquidez), los subsidios han limitado el traspaso de los precios mundiales a su economía”. Desde Fitch calculan que el precio de estos subsidios y programas de apoyo fiscal costarían cerca del 2,2% del PIB del país cada año. Desde Allianz creen que “es probable que estas presiones (especialmente las relacionadas con los alimentos) se normalicen en 2024” aliviando así unos presupuestos que han estado pagando estas medidas de apoyo con déficit. De hecho, en los de 2023 quedó registrado un 5,3% en negativo entre los ingresos y gastos del estado africano.
Exporta más incluso con restricciones
En el último informe de Fitch señalan también que han sido clave para el rápido descenso de los precios un programa de restricción de las exportaciones de productos clave, especialmente los energéticos y alimentarios. Un ejemplo paradigmático fue la prohibición de vender al exterior aceite de oliva, una medida que implementaron en octubre. Sin embargo, estas limitaciones temporales no han impedido que el comercio con el exterior se convierta en uno de los pilares que ha permitido el crecimiento.