Si hay un debate que ha cogido relevancia en la UE desde que arrancó el año es el de la defensa. Europa se replantea su estrategia de seguridad en un contexto de creciente tensión geopolítica y con la invasión militar rusa de Ucrania a sus puertas. El Alto Representante de la UE, Josep Borrell, ha puesto este martes sobre la mesa la posibilidad de crear un vehículo financiero para hacer frente a las necesidades económicas del bloque en materia de defensa.
El debate aún se encuentra en sus inicios, pero lo polémico dar un revulsivo al sector de la defensa propicia que la pata de la financiación se convierta en todo un hándicap y un tema extremadamente sensible. También la más complicada para articular un consenso. Cabe recordar que los líderes de la UE llegaron a su encuentro en marzo con ideas como “finanzas innovadoras sobre la mesa” y discusiones sobre la posible emisión de eurobonos para atender a las necesidades económicas de este segmento. Aunque, por lo pronto, la conclusión llevó tan sólo a un mandato al Banco Europeo de Inversiones para que revise su política de préstamos y se abra a financiar proyectos militares, sin fines simultáneamente civiles.
Fue en el marco del Foro de Nuevas Economías que ha tenido lugar en Bruselas que el jefe de la diplomacia europea ha sugerido la necesidad de crear un vehículo financiero intergubernamental para impulsar la industria de seguridad y defensa. Su idea: “un mecanismo europeo de defensa” que se articule de forma similar al instrumento creado durante la crisis financiera: el Mecanismo Europeo de Estabilidad, también conocido como fondo de rescate.
El jefe de la diplomacia europea ha advertido que una guerra ya “no es una fantasía”. A su juicio “Europa está en peligro” y, por este motivo, construir una estrategia de defensa se ha convertido en un tema prioritario. Si bien hay Estados miembro como España que rechazan una economía de guerra, la idea de que la UE debe estar preparada se hace patente. “La guerra está ahí, no va a empezar mañana, pero es una realidad”, ha subrayado Borrell en su intervención.
La unión económica que nace sobre la base de un proyecto de asociación comercial de acero y carbón debe cambiar su perspectiva. El Alto Representante atisba que un giro en la Casa Blanca, tras las elecciones estadounidenses, que deje Washington en manos del republicano Donald Trump supone cierto riesgo para la UE. Por este motivo, ha abogado por que el bloque desarrolle su propia capacidad militar como un paso para alcanzar la “autonomía estratégica”.
La amenaza bélica de Ucrania supone una dicotomía para los fundamentos de paz sobre los que se construyó la UE. “A la pregunta de si podemos continuar basándonos en esta economía mi respuesta es que no”, concretó el Alto Representante. “Hemos desatendido las cuestiones de seguridad y defensa desde la crisis del euro”, ha analizado Borrell.
Desde este punto de partida, el jefe de la diplomacia comunitaria ha instado repensar la estrategia de defensa. Considerando que son los países los que cuentan con ejércitos, y no la UE, ha pedido fomentar la cooperación entre Estados miembro. Y es que el bloque alberga una fragmentación que no existe en Estados Unidos. Además, ha puesto el foco en el presupuesto comunitario para aumentar la partida que se destina a impulsar la industria de defensa para hacer frente a la demanda de la EU y no tener ni que depender ni que suministrarse de Estados Unidos.