La diferencia de precios de Uruguay con Argentina comenzó a suavizarse este año y frenó el cruce de uruguayos para realizar turismo de compras. La situación crítica en departamentos fronterizos, con fuerte caída de la actividad y pérdida de empleo, se moderó y lentamente comienza a recuperar niveles habituales.
Septiembre de 2023. Un salteño cruza el puente internacional para ir al dentista en Concordia. Una familia aprovecha el fin de semana y compra el surtido en un supermercado a precios mucho más convenientes. Una salteña recorre los pocos kilómetros que la separan de Argentina y llega hasta un consultorio cosmetológico con el que acordó una visita.
El departamento transitó años en los que se mezclaron la caída del turismo –provocada por el covid-19- y la baja de la actividad comercial como consecuencia de la brecha de precios con Argentina. En total fueron cuatro años que se hicieron sentir.
“Los fines de semana no quedaba nadie en Salto”. Así describió el presidente del Centro Comercial e Industrial, Guillermo Luzardo, la situación que vivió el departamento por esos días.
Si bien la diferencia de precios entre Salto y Concordia siempre existió, en 2023 tuvo un salto significativo. El Índice de Precios Fronterizos (IPF), que elabora habitualmente la Universidad Católica, mostró que en los primeros meses del año los precios de Salto eran 144% más caros que en Concordia.
Meses más tarde, en septiembre, la brecha se amplió y llegó hasta 180%, la más alta desde julio de 2015 cuando la Universidad Católica comenzó a realizar el relevamiento.
Comenzaron a ser comunes las largas filas de automóviles en el puente internacional de Salto a la espera de cruzar hacia Concordia.
El desempleo fue otro dato que empezó a despertar alarmas. En la primera parte del año tuvo un pico de 14,7%, cuando la media a nivel nacional era de 8,7%.
El consumo salteño se trasladó rápidamente al otro lado de la frontera. La gente se iba a comer, a festejar los cumpleaños, al médico. Incluso, algunos habitantes tomaron la decisión de mudarse porque el alquiler de una vivienda le costaba la mitad que en Uruguay.
Se achica la diferencia de precios
En medio de esa realidad cobró fuerza un proyecto de ley promovido por los senadores Sergio Botana y Guido Manini Ríos. La propuesta habilitaba la micro importación a comerciantes de frontera que podrían comprar productos argentinos pagando aranceles o impuestos más bajos. Pero el proyecto nunca consiguió aprobación parlamentaria.
“Era una buena idea para implementarla. En Salto no se vendía pasta de dientes, jabón de tocador, desodorantes, productos de farmacia. Había diferencias abismales de precios con Argentina”, recordó el presidente del centro comercial.
A los pocos días de asumir Javier Milei como presidente se produjo una devaluación que sinceró el valor del dólar oficial y estabilizó el blue. Y eso comenzó a notarse en los precios. En enero de este año, el IPF mostró que la brecha había descendido a 97,4% y dos meses más tarde, en marzo, llegó a 50%. Para llegar a niveles cercanos hay que remontarse a abril de 2019 cuando fue de 43,1%.
De a poco, el departamento volvió a tener movimiento. La primera señal se produjo luego de un aumento de los combustibles en Argentina que en menos de un mes tuvieron una suba cercana al 90%. Eso provocó que no fuera tan conveniente cruzar el puente para llenar el tanque.
Por esa razón, para Luzardo es fundamental que se mantenga la devolución de 40% del Imesi al combustible, todavía vigente.
“Cuando conviene el precio, el consumidor carga el tanque y hace el surtido del supermercado o la farmacia acá. Cuando no, cruza a cargar a Concordia y ya compra todo del otro lado”, indicó.
Los sectores donde ya se evidencia el aumento de las ventas son las estaciones de servicios, los locales gastronómicos y los turísticos. En algunos casos fueron de entre 10% y 15% y en otros llegaron al 20%. “Los que más habían perdido fueron los que más se recuperaron”, mencionó.
Otros segmentos, como los autoservicios, supermercados y farmacias comienzan a cambiar la pisada y revertir la baja de actividad. Sin embargo, falta mucho para recuperar, en el caso del comercio, los niveles de 2021.
Pero quizás el aspecto más importante para el departamento es el cambio de las expectativas. “Antes se le preguntaba a los comerciantes si tenían perspectivas de tomar empleados o hacer inversiones en el próximo año y la respuesta era un no rotundo. Ahora hay un optimismo más generalizado en comparación con tiempo atrás”, expresó Luzardo.