La producción de coches chinos está fuera de control. Se estima que hay más de 40 marcas de vehículos que producen automóviles en China, contando productores locales y sin sumar algún que otro acuerdo empresarial de colaboración con marcas europeas.
El país ya está empezando a recuperar sus niveles de producción prepandemia. En 2021, se produjeron más de 27 millones de vehículos y en 2022 la cifra se cerró con un crecimiento del 3,6%, llegando a rozar los 28 millones. De estas cantidades, el 88%, casi 24 millones, son automóviles y vehículos de pasajeros.
Estos datos convierten a China en el primer productor de vehículos del mundo y su mayor segmento son los coches eléctricos. La transformación empresarial del país asiático, además, preocupa y con razón a los fabricantes europeos. Y es que la llegada de nuevas marcas a, por ejemplo, España, deja claro que el coche chino eléctrico ya no es sinónimo de coche barato y de dudosa calidad.
Los fabricantes han decidido apostar por diseños que encajan, y mucho, con los gustos europeos y han mejorado la calidad de sus interiores. Al mismo tiempo, la apuesta tecnológica y las prestaciones eléctricas son protagonistas en estos nuevos modelos. Aunque las encuestas muestran que los conductores españoles prefieren los coches de marcas tradicionales europeas, fabricantes como BYD están rompiendo récords en ventas.
Competencia desleal en la producción
Esta carrera frenética por desarrollar el mejor coche eléctrico con mejores prestaciones está no solo alarmando a los fabricantes europeos, sino también al Gobierno chino. De hecho, las últimas declaraciones del viceministro de Industria, Información y Tecnología de China, Xin Guobin, apuntan a que se van a tomar medidas, más pronto que tarde, para regular la fabricación de nuevos vehículos.
Las declaraciones de Xin Guobin han desvelado que, en esta vorágine de producción automovilística, se han detectado prácticas de competencia desleal entre los productores del país. El pasado viernes, el viceministro apuntó que la demanda “externa”, es decir, internacional, es insuficiente para todo el volumen de vehículos eléctricos que se están produciendo en la actualidad en el país. Para poner freno a esta situación, Pekín quiere empezar a adoptar medidas para controlar la producción de automóviles.
Así ha informado el Financial Times sobre esta situación, donde se apunta que esta carrera ha acabaría desatando una guerra de producción y comercio entre China y Europa. Además de las medidas que están aprobando algunos países, como Francia, para evitar que las ayudas a la compra de vehículos eléctricos sirvan para financiar la compra de coches chinos, la Unión Europea también está tomando cartas en el asunto.
Guerra comercial
En septiembre se inició una investigación ‘antidumping’ sobre la industria china de vehículos eléctricos. Los fabricantes alemanes, franceses e italianos ven las marcas chinas como una amenaza. Ante estas actitudes, China ha respondido con diversas pesquisas sobre importaciones de productos europeos en su territorio.
Xin, en sus declaraciones, ha criticado este proteccionismo europeo y ha calificado de “abuso” los mecanismos comerciales y de importación que se están adoptando. Sin embargo, por ahora, China no está limitando la producción masiva de bajo coste que ha convertido a este país en el primer exportador mundial de vehículos. Cinco millones de vehículos producidos en territorio chino son exportados cada año.