La cooperación en energía verde entre China y América Latina y el Caribe (ALC) cuenta con una base sólida y ventajas complementarias, y está convirtiéndose en un nuevo impulso para la cooperación integral y de ganancia compartida entre ambas partes.
Así resaltaron los funcionarios, diplomáticos y académicos de China y países de América Latina y el Caribe en el primer Foro Desarrollo de China-América Latina y el Caribe, celebrado a finales de agosto en Beijing.
América Latina y el Caribe posee inmensos recursos energéticos naturales renovables, como la energía solar en el norte de Chile, sur de Perú y la región caribeña, y la eólica en países como Brasil, norte de Colombia y México, además de los recursos hidroeléctricos en Paraguay y Costa Rica.
Para Gloria Dolores Alvarenga, directora de Integración, Acceso y Seguridad Energética de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), este potencial “nos coloca en una posición favorable para asumir un liderazgo mundial en la transición hacia energías limpias”.
Sin embargo, “alcanzar este liderazgo depende de la capacidad de los países de la región para cooperar, innovar y atraer inversiones que potencien el desarrollo de estos recursos”, indicó la directora de la OLADE, en el foro organizado por el Instituto de América Latina de la Academia China de Ciencias Sociales y el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe.
“La ayuda de China va a ser absolutamente fundamental”, comentó Salvador Moncada, embajador de Honduras en China, añadiendo que parte de las infraestructuras hidroeléctricas hondureñas fueron construidas por compañías chinas, las cuales están contribuyendo al plan nacional de desarrollo sostenible del país centroamericano.
Entre las centrales hidroeléctricas en Honduras se encuentra la central Patuca III, cuya capacidad instalada total es de 104 megavatios (MW), y la generación eléctrica anual es de 336 millones de kilovatios-hora (kWh).
Además de Honduras, los proyectos de las plantas hidroeléctricas, eólicas y solares, con inversiones chinas, ya se han establecido en toda la región.
La planta solar Cauchari, localizada en la provincia argentina de Jujuy (norte) y que es la más grande de su tipo en América Latina, la central hidroeléctrica de Belo Monte en el norte del estado de Pará a Río de Janeiro de Brasil, así como el parque eólico Punta Sierra, en el norte de Chile, se incluyen entre los proyectos.
De acuerdo con Alvarenga, una serie de proyectos en los campos de energías renovables como la eólica, solar, hidroeléctrica y minería de litio; así como las infraestructuras de vehículos eléctricos construidas por empresas chinas en ALC, han generado beneficios económicos y sociales además de apoyar el proceso de transición energética, inyectando con ello un nuevo impulso al desarrollo ecológico mundial.
Según datos oficiales de Brasil, el porcentaje de vehículos eléctricos vendidos en este país pasó del 2,5 por ciento en 2023 al 5 por ciento en 2024. Y el objetivo es duplicar el número de coches eléctricos vendidos en 2025.
Sin embargo, el principal obstáculo para el desarrollo del transporte verde es la capacidad de distribución de puntos de suministro eléctrico en Brasil, dado el enorme tamaño del país.
A finales de agosto de este año, la empresa china BYD, principal fabricante mundial de vehículos eléctricos, anunció que empezará a producir modelos híbridos en Brasil a partir del primer semestre de 2025, en su fábrica de Camaçari (estado de Bahía, nordeste).
“China, justamente, es uno de los que tiene más complementariedad con Brasil”, comentó Pedro Silva Barros, investigador del Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA), ligado a la presidencia brasileña.
De acuerdo con Barros, Brasil necesita actualmente entre 130.000 millones y 160.000 millones de dólares anualmente por diez años para la transición ecológica, y considera a China como un “socio importante”.
Alvarenga, en consonancia con Barros, consideró que la tecnología e inversiones chinas están contribuyendo a materializar la transición hacia una infraestructura de energía verde.
“China está invirtiendo en infraestructura para vehículos eléctricos en América Latina. Un ejemplo notable es el de Great Wall Motors, que está desarrollando la infraestructura necesaria para el crecimiento de los vehículos eléctricos en la región, incluyendo estaciones de carga y tecnologías relacionadas”, reveló Alvarenga.
“La energía verde será una de las direcciones principales de la cooperación entre ALC y China, ya que ALC es la región más verde del planeta”, pronosticó Alvarenga, quien espera que la cooperación energética renovable con China sea más profunda.
“Necesitamos aliados estratégicos, como China, para avanzar en los esfuerzos de ALC. China se ha convertido en una pieza y un socio clave para la región. Debemos continuar e incrementar este espíritu de cooperación que nos permita trabajar juntos para crear una economía mundial abierta en beneficio de nuestros pueblos”, aseguró Alvarenga.
En 2021, con el objetivo de profundizar la cooperación entre los socios de la Iniciativa de la Franja y la Ruta en el ámbito ecológico, más de 20 países, incluidos China, Chile y Colombia, lanzaron conjuntamente la Iniciativa de Asociación de la Franja y la Ruta para el Desarrollo Verde.
Las declaraciones conjuntas sobre el establecimiento y profundización de una asociación estratégica integral entre China y Brasil, México, Argentina y otros países resaltan la importancia de fortalecer la cooperación en áreas como el cambio climático y las energías limpias.
Tras el establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y Honduras, ambos países firmaron el acuerdo de cooperación de construcción conjunta de “la Franja y la Ruta”, lo que ha “abierto nuevas oportunidades para la cooperación en el sector energético bajo la iniciativa”, opinó el embajador hondureño.
De acuerdo con el diplomático centroamericano, la iniciativa puede interconectar con el “Plan Maestro de Matriz Energética Inteligente y Renovable” de su país, y agregó que China mantiene una actitud no discriminatoria en materia de cooperación, lo cual calificó como algo “muy importante” para su país y el desarrollo del Sur Global.
“Con el apoyo de socios estratégicos como China, podemos desarrollar una matriz energética que no solo satisfaga nuestras necesidades internas, sino que también contribuya a la estabilidad y sostenibilidad del sistema energético regional”, indicó Moncada, agregando que Honduras ha propuesto el objetivo de que “para 2026, el 70 por ciento de nuestra energía provenga de fuentes renovables”.
Por su parte, el investigador de IPEA declaró su optimismo sobre las perspectivas de colaboración, al expresar que China tiene un rol importante y fundamental en la cooperación de energía verde, “tanto en las cuestiones tecnológicas como también de la gobernanza”.