China, que durante al menos tres décadas ha sido el lugar preferido de las multinacionales occidentales, ha perdido fuerza como destino a la hora de realizar inversión nueva en el extranjero.
El mundo se mueve. Y lo hace en una dirección impensable no hace demasiado tiempo. China, que durante al menos tres décadas ha sido el lugar preferido de las multinacionales occidentales, ha dejado de ser el destino preferido de las empresas a la hora de invertir en el extranjero. No es un fenómeno nuevo, pero en los últimos años, coincidiendo con la creciente influencia de la geopolítica en las decisiones empresariales, la tendencia se ha acelerado de una manera intensa. Lo pone de relieve el último informe de la Unctad (ahora renombrada como ONU comercio y desarrollo) que muestra un auténtico desplome de la participación de China como receptor de la inversión extranjera directa en el conjunto del planeta.