China es la fábrica del mundo. Los datos así lo evidencian: el 35% de todos los bienes producidos a nivel global se hacen en el ‘gigante asiático’. Este dato resulta todavía más espectacular si se tiene en cuenta que la economía china representa alrededor del 17% del PIB global. Aunque este ‘control’ de la industria es ya evidente, los pasos que ha dado el ‘gigante asiático’ en los últimos años están acrecentando este movimiento y poniendo en alerta Occidente, que ya ha mostrado su preocupación por lo que se denomina como ‘sobrecapacidad’.
Este dominio de China amenaza con ‘agravarse’ ante la creciente sobrecapacidad de su sector industrial. En los almacenes chinos se están acumulando bienes ya terminados, mientras que la industria no se detiene y sigue trabajando con intensidad, como revelan los datos consumo de inputs como los metales o el petróleo. China se está preparando para inundar Occidente con sus últimos bienes ‘baratos’.
El mejor ejemplo de lo que está ocurriendo es la ‘tecnología verde’. Con Occidente totalmente imbuido en la lógica de la transición energética, el poderío de China en la cadena de producción de este sector lo convierte en el verdadero ‘elefante en la habitación’. Este impulso pivota sobre tres ejes que se han dado en llamar los ‘nuevos tres’ (new three). Se trata de los tres sectores en los que el estado chino ha invertido a expuertas (vehículos eléctricos, baterías de litio y paneles solares) buscando precisamente situarse como actor protagonista en este cambio de dinámica mundial.
“El hecho de que la mayor parte de la producción de tecnología verde se concentre en China (y haya aumentado tan rápidamente) plantea algunos problemas. Estos incluyen preocupaciones entre los gobiernos occidentales de volverse demasiado dependientes de China, así como acusaciones de que el apoyo estatal chino crea un campo de juego desigual para las empresas occidentales”, plantea David Oxley, jefe de Economía Climática de Capital Economics.
Las acusaciones han llegado de varios frentes. EEUU, Alemania, dirigentes europeos… han puesto el grito en el cielo. En Bruselas hay miedo a que Europa se convierta en cierto modo en el ‘prisionero verde’ de Pekín. Pero la pregunta es, ¿qué hay de malo en que China venda los bienes que Occidente necesita a un precio barato? Si la inflación es el gran problema de Europa y EEUU o, al menos, uno de los más importantes, más que problema sería una solución. Ahí resuena el mantra de que ‘la sobrecapacidad china viene a salvar a Occidente como ya sucedió con el material sanitario durante la pandemia’. China siempre está preparada para construir y vender a buen precio lo que el consumidor occidental demanda, en este caso coches eléctricos, paneles solares, etc. Entonces, ¿cuál es el motivo de la disputa?
El motivo principal son las industrias de Europa y EEUU y sus trabajadores. EEUU y la UE están acusando a Pekín de subsidiar sus industrias clave (las relacionadas con las energías verdes y la tecnología), generando una sobrecapacidad industrial que permite a las empresas del ‘gigante asiático’ vender sus productos a un precio más bajo en el resto del mundo. Durante su reciente visita a Pekín, la Secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, criticó a sus homólogos chinos, argumentando que los subsidios gubernamentales de China estaban generando un exceso capacidad en sectores cruciales como las energías renovables y los coches eléctricos. Tanto Yellen como la Unión Europea sostienen que esto da a las empresas chinas ventajas competitivas injustas que les permiten superar a las empresas estadounidenses y europeas para seguir ganando cuota de mercado.
China lleva años dominando la producción industrial mundial en términos de producción en paridad de poder adquisitivo. Sin ir más lejos, lo últimos datos revelan lo siguiente: China representa un asombroso 35% de la producción manufacturera bruta mundial. Esto es más que la producción combinada de Estados Unidos (12%), Japón (6%), Alemania (4%), India (3%), Corea del Sur (3%), Italia (2%), Francia (2%), y el Reino Unido. ¿Y ahora qué?
Ahora, China podría ampliar incluso su dominio ante el férreo control que ejerce sobre toda la cadena de suministro del coche eléctrico y de la producción de bienes relacionados con las energías renovables en general. “China tiene un exceso de capacidad de producción en su industria manufacturera, particularmente en la producción de coches eléctricos y baterías, equipos para la transición energética (células fotovoltaicas, aerogeneradores, etc.), acero, etc. Dado que los costes de producción son más bajos en China que en Europa y que los subsidios gubernamentales permiten a los productores chinos vender a precios bajos, existe una clara amenaza de que las empresas chinas ganen cuota de mercado de forma significativa en Europa”, asegura Patrick Artus, economista de Natixis.