Si se evaluase en Colombia la ejecución del Presupuesto General de la Nación (PGN) del primer semestre de 2024, sería una nota deficiente. Según un informe de Investigaciones Económicas de Corficolombiana, hasta junio, se ejecutó aproximadamente 36,6% del presupuesto (sin contar la deuda). Esto es 2,4% por debajo del promedio de los últimos 23 años, que era de 39%. Es decir, se está gastando menos de lo que se solía gastar.
Y ¿por qué es importante la ejecución? Si se ejecuta correctamente, se puede asegurar un uso responsable y transparente, que financie áreas críticas como la educación, la salud, la seguridad y las infraestructuras. La “buena” ejecución presupuestal crea empleos y mejora la calidad de vida, evitando el despilfarro y el endeudamiento excesivo para mantener las cuentas fiscales en orden.
Según Corficolombiana, “la baja ejecución indica una implementación deficiente en programas y sectores estratégicos del plan de gobierno, especialmente en inversión”. Esto se evidenció en el recorte del presupuesto anunciado por el Gobierno Petro ($20 billones) por el bajo recaudo tributario. Eso sí, los expertos esperan recortes adicionales de $10,8 billones por una persistente subejecución en el segundo semestre.