Un mes después de su inauguración oficial, el Complejo Siderúrgico del Mutún en Santa Cruz (Bolivia) inició este viernes la producción de sus primeras palanquillas de acero, insumo base para la fabricación de barras corrugadas y alambrón con sello boliviano que se producirán más adelante, aunque no se detalló la fecha.
Jorge Alvarado, presidente de la Empresa Siderúrgica del Mutún (ESM), confirmó que la planta de acería alcanzó temperaturas superiores a 1.550 grados Celsius durante una semana de preparación para lograr el proceso metalúrgico óptimo.
«Este es un día histórico: demostramos que Bolivia entra con fuerza a la era de la industrialización siderúrgica. Cada palanquilla producida mide 16 metros de largo, tiene 15 milímetros por lado y pesa una tonelada. Con esto, reafirmamos nuestro compromiso de sustituir importaciones y fortalecer la economía nacional», destacó Alvarado desde las instalaciones ubicadas en Puerto Suárez, Santa Cruz.
En su fase inicial, el complejo producirá entre 2.000 y 3.000 toneladas mensuales de palanquillas, que serán transformadas en laminados para construcción.
Estos productos, destinados al mercado interno, reducirán en US$ 200 millones anuales la salida de divisas por compras externas de acero. Además, se generarán 700 empleos directos (actualmente hay 50 trabajadores), priorizando a habitantes de Puerto Suárez y Santa Cruz.
El complejo, inaugurado el 24 de febrero por el presidente Luis Arce, ocupa 42 hectáreas y fue reactivado en junio de 2021 tras décadas de paralización. Su operación marca un hito en el aprovechamiento del reservorio de hierro del Mutún, considerado uno de los más grandes del mundo.
«Bolivia ya no dependerá de acero importado. Pronto tendremos barras corrugadas hechas aquí, con calidad y precios accesibles», afirmó Alvarado. La próxima etapa incluye ajustes técnicos para escalar la producción y consolidar la cadena de valor en el país.
El Mutún es parte del plan gubernamental para industrializar recursos naturales y reducir la dependencia de manufacturas extranjeras. Con reservas estimadas en 40.000 millones de toneladas de hierro, el complejo busca posicionar a Bolivia como actor regional en la siderurgia.