La Superintendencia de Industria y Comercio de Colombia impuso una multa superior a los $21.000 millones (US$ 5,07 millones) a cuatro de las principales productoras lácteas del país cafetero: Gloria, Lactalis, Hacienda San Mateo y Sabanalac. La razón: comercializar leche entera higienizada con lactosuero sin informarlo al consumidor.
La adición de lactosuero en la leche está prohibida en cualquier etapa de la cadena de producción.
Sin embargo, estas compañías lo incorporaron en sus productos, obteniendo ventajas económicas significativas sobre sus competidores.
Al reducir costos sin reducir el precio de venta, lograron márgenes de ganancia más altos mientras el consumidor pagaba por un producto de menor calidad sin saberlo.
La SIC determinó que esta práctica constituyó un acto de engaño, pues los compradores no tenían herramientas para detectar la presencia de lactosuero y, por tanto, no podían tomar una decisión informada al elegir qué leche consumir.
El lactosuero es un subproducto del proceso de fabricación de quesos. Aunque tiene usos en la industria alimentaria, no puede ser añadido a la leche entera sin ser declarado.
Su presencia altera la composición nutricional del producto y puede representar una competencia desleal frente a empresas que cumplen con la normativa.
Las normas vigentes prohíben la adición de lactosuero en la leche cruda o procesada, precisamente para evitar que los consumidores sean engañados y para garantizar condiciones equitativas en la industria.
La investigación de la SIC se basó en los análisis del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima). Durante visitas de inspección en 2020, se recolectaron muestras de leche que fueron sometidas a pruebas de calidad.
El hallazgo clave fue la detección de altos niveles de caseinomacropéptido (CMP), un marcador químico que permite identificar la adición de lactosuero. Estas pruebas se realizaron en productos distribuidos por las empresas sancionadas bajo marcas reconocidas como Medalla de Oro, Máxima, Algarra, De la Cuesta, Alkosto Hiperahorro, Parmalat, Latti y Pomar.
Adicionalmente, la SIC encontró otros dos indicios que reforzaron la conclusión de que las empresas habían adulterado la leche.
Primero, los inventarios de lactosuero sin justificación en algunas compañías.
Segundo, diferencias en costos de producción: empresas con modelos de negocio similares a sus competidores reportaban costos más bajos en insumos, lo que indicaba que estaban utilizando materia prima más barata, es decir, lactosuero en lugar de leche cruda.
Las sanciones se impusieron con base en la evidencia recolectada para cada compañía:
– Gloria y Hacienda San Mateo: se les encontró una alta presencia de CMP en sus productos, además de los dos indicios económicos mencionados.
– Lactalis: también presentó niveles elevados de CMP y mostró diferencias en los costos de insumos.
– Sabanalac: aunque sus productos contenían lactosuero, no se encontró evidencia de que hubiera obtenido una ventaja competitiva con esta práctica, por lo que su sanción se limitó a actos de engaño al consumidor.
El engaño cometido por estas empresas no solo afectó a los compradores, que pagaron por un producto adulterado sin saberlo, sino que también alteró la competencia en la industria láctea. Mientras las compañías sancionadas reducían costos con la adición de lactosuero, otras productoras que cumplían la normativa se vieron en desventaja.
Al vender la leche con lactosuero al mismo precio que sus competidores, las empresas sancionadas lograron mejorar su rentabilidad de manera artificial. Esto afectó a quienes sí respetaron las normas, ya que sus costos de producción eran más altos al utilizar únicamente leche cruda.
