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Economía

Debilidad crediticia de Pemex amenaza proceso de transición energética en México

Por su debilidad crediticia, Petróleos Mexicanos (Pemex) no cuenta con recursos suficientes para cumplir sus metas de descarbonización, lo cual pone en riesgo la transición energética en México, advirtió la calificadora Moody’s.

La agencia calcula que Pemex requiere de un presupuesto operativo de US$ 14.000 millones anuales, pero si pretende cumplir con las metas que recientemente se trazó en materia de sustentabilidad, requiere de otros US$ 6.000 millones, es decir de un monto 43% mayor.

“Actualmente, estimamos que Pemex necesita un presupuesto de capital anual de unos US$ 14.000 millones para mantener sus operaciones y producción de petróleo, en comparación con los US$ 20.000 millones si se propusiera cumplir con sus objetivos”, apuntó Moody’s en un reporte publicado esta semana.

Sin embargo, contar con más recursos es difícil para la empresa ya que no tiene grado de inversión (Moody’s la tiene con una nota B3 negativa) y enfrenta altos costos de fondeo.

De acuerdo con su plan de sostenibilidad publicado en marzo de 2024, la petrolera estatal apunta a reducir en 61% la intensidad de emisiones de GEI de su producción de petróleo y gas (emisiones de alcance 1) a 17,5 toneladas de dióxido de carbono equivalente por miles de barriles equivalentes de petróleo (tCO2e/mboe, por sus siglas en inglés, respectivamente) en 2030, desde 44,8 toneladas del año base 2021.

También busca reducir la intensidad de emisiones en su proceso de refinación en 40%, a 35,1 tCO2e/mb en 2030 desde 58,5 en 2021, y su procesamiento de gas natural en un 60%, a 3,9 tCO2e/ millones de pies cúbicos en 2030, desde 9,8 en 2021.

Y aspira a lograr un nivel de utilización de gas de al menos el 98% en las actividades de exploración y producción (E&P) a partir de 2024; una reducción del 30% de las emisiones de metano para 2030; cero quema rutinaria de gas en E&P para 2030; y “cero emisiones netas” de GEI de alcance 1 (emisiones directas de los recursos propios y controlados de la compañía) y alcance 2 (emisiones indirectas provenientes de la compra de electricidad y calor) para 2050.

La agencia reconoció las metas de Pemex, pero advirtió que su debilidad financiera plantea serios desafíos para lograrlas. “Incluso con un plan (de sostenibilidad) disponible, sus estrategias para reducir emisiones siguen dependiendo del éxito con el que pueda financiarlas e implementarlas”, dijo.

Y agregó que: “El principal riesgo crediticio de Pemex es que enfrenta un flujo de efectivo libre negativo y una liquidez muy débil, lo que genera incertidumbre sobre cómo financiará las inversiones de capital necesarias para alcanzar sus objetivos de emisiones”.

A lo largo del actual sexenio el gobierno mexicano ha facilitado a Pemex casi 1,5 billones de pesos (US$ 81.331 millones) en ayudas directas e indirectas, en medio de la presión que enfrenta para cumplir con los vencimientos de la pesada deuda que heredó de la administración previa y para acometer el mandato del presidente López Obrador de conseguir la autosuficiencia en combustibles.

Moody’s también midió que la estatal mexicana es la peor posicionada entre las cuatro grandes estatales petroleras latinoamericanas ante los riesgos de descarbonización. Por delante están la brasileña Petrobras, a la colombiana Ecopetrol y a la argentina YPF.

Los indicadores de descarbonización que mide Moody’s (CTI por sus siglas en inglés) incorporan los riesgos futuros, los planes y la resiliencia a largo plazo en relación con la descarbonización.

En la escala de Moody’s las cuatro empresas también tienen indicadores de descarbonización de CT-8 o más, nota que es considerada “débil” o “muy débil” en cuanto a la exposición al riesgo de descarbonización,

La puntuación CT-8 en el rango de débil de YPF resulta la mejor puntuación de este grupo, mientras que la puntuación CT-10 que obtuvo Pemex indica el mayor riesgo posible en la escala de 10 puntos.

La firma explicó que una puntuación de CT-9 o más suele indicar un modelo de negocio fundamentalmente inconsistente a largo plazo con la transición a una economía baja en carbono y detalló que el indicador CT-10 de Pemex refleja que la petrolera tiene muy poca diversificación de los gastos de capital.

“El indicador de Pemex también refleja el impacto de la quema de gas y las políticas del país, así como su ebitda negativo y los riesgos en el negocio de refinación”, especificó Moody’s.

Moody’s concluyó que la debilidad crediticia de Pemex “pone trabas a los objetivos de transición energética de México”. Como país signatario del Acuerdo de París, México se ha comprometido a reducir sus emisiones de GEI en un 35% para 2030, en comparación con la base estimada del gobierno.

“Sin embargo, la estrategia del gobierno de apoyar a Pemex, de propiedad totalmente estatal, y su fuerte dependencia de los combustibles fósiles para la generación de electricidad, incrementa la preocupación por la viabilidad de estos objetivos, remató.

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