Sorprendidos. Así ha dejado la fortaleza de la economía rusa a muchos economistas, quienes habían creído que las sanciones impuestas por países occidentales tras el inicio de la operación militar especial de Rusia en Ucrania, causarían una contracción catastrófica, según informó el periódico británico ‘Financial Times’.
‘A prueba de balas’
El Financial Times informa que analistas económicos advierten que Moscú salió de la recesión “esquivando los intentos occidentales de limitar sus ingresos por la venta de energía y aumentando el gasto en defensa”.
Asimismo, detalla que Rusia está destinando aproximadamente un tercio del presupuesto del país al esfuerzo bélico, lo que supone triplicar el de 2021. Algo que incluye, no solo la producción de armamento, sino también los pagos sociales a los militares que participan en el frente de operaciones y a sus familias, así como gastos en los nuevos territorios.
La publicación explica que los ingresos energéticos de Moscú en 2023 alcanzaron los 96.800 millones de dólares, una cuarta parte menos que el resultado récord de 2022, pero por encima de la media de los últimos 10 años. En este contexto, el FMI revisó al alza su previsión sobre el crecimiento económico de Rusia para 2024, al estimar que el PIB del gigante euroasiático crecerá un 2,6 %, una revisión muy marcada sobre el 1,1 % que pronosticó el pasado octubre.
“Lo que se evidencia a la luz de la realidad y la experiencia es que las previsiones de los grandes gurús económicos occidentales se han demostrado de una ‘vaciedad’ absoluta”, indica el analista internacional Eduardo Luque.
“Uno concluye que realmente con todos los másters, las carreras universitarias, los títulos de prestigio supuestamente de las mejores universidades en economía, etc., han demostrado que son unos absolutos ineptos. Porque lo que ellos pensaban que se iba a producir, inevitablemente el hundimiento de la economía rusa, dentro de que ha sido exactamente al revés: la economía rusa está subiendo, está progresando, mientras que la economía occidental literalmente se está destruyendo, se está deshaciendo como si fuera un azucarillo”, remacha Luque.
