Washington (AFP) – El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció este viernes una moratoria en la construcción de nuevas terminales de exportación de gas natural licuado (GNL), debido a la “amenaza existencial” que representa la crisis climática, un golpe para una industria en pleno auge.
“Esta pausa en las autorizaciones (para terminales de exportación) de GNL toma la crisis climática como lo que realmente es: la amenaza existencial de nuestro tiempo”, afirmó en una declaración el mandatario, que quiere impulsar la transición hacia energías limpias.
Este anuncio ocurre en plena campaña electoral en Estados Unidos, cuando se dibuja un nuevo mano a mano entre Biden, que en 2022 logró la aprobación legislativa de un masivo plan de financiamiento a la transición energética, y Donald Trump, que pone en duda que el cambio climático sea una realidad a pesar del consenso científico.
“Los republicanos MAGA (“Make America Great Again”, Hacer grande de nuevo a Estados Unidos, el eslogan de campaña de Trump) niegan la urgencia de la crisis climática” y “condenan al pueblo estadounidense a un futuro peligroso. Mi gobierno no permanecerá pasivo”, afirmó Biden. “No cederemos a intereses particulares”.
Impulsado por la producción de gas de esquisto, Estados Unidos es el principal exportador mundial de GNL, según datos publicados por la organización internacional Cedigaz para el primer semestre de 2023.
Siete terminales de exportación de GNL están operativos en Estados Unidos, que aportan al mercado un volumen de 328 millones de metros cúbicos diarios, según la agencia estadounidense de información sobre energía (EIA).
Oferta actual y futura
Ningún nuevo permiso de exportación será aprobado antes de que el Departamento de Energía haya actualizado sus evaluaciones de cada proyecto, afirmó en una conferencia telefónica la secretaria de esa cartera, Jennifer Granholm.
Esta actualización, según un alto funcionario estadounidense, tomará varios meses.
Anticipando esta moratoria adelantada por algunos medios estadounidenses, la organización ambiental Sierra Club consideró que la decisión es “un cambio de política positivo y significativo”.
A inicios de diciembre, al margen de la conferencia COP28 sobre el clima, más de 250 organizaciones y grupos de defensa del medioambiente pidieron a Biden que no autorizara nuevas terminales de GNL, un combustible fósil contaminante.
A su vez, en una carta a la secretaria de Energía, varias entidades que representan al sector energético estadounidense, pidieron que no se produjera una moratoria. Argumentaron que esta industria crea empleo en el país y asegura el abastecimiento a Europa, privada de gas ruso desde el embargo que siguió a la invasión de Ucrania.
El año pasado, alrededor de la mitad de las exportaciones estadounidenses de GNL tuvieron como destino Europa, según la Casa Blanca.
Los proyectos ya autorizados continuarán, por lo que la oferta actual y a corto plazo de GNL estadounidense no se verá afectada, argumentó Granholm.