El dinero tiene un precio desde hace milenios. Se llama interés y es el que básicamente cobran los bancos cuando prestan dinero (a través de un crédito personal o una hipoteca, por ejemplo). Pero ¿quién decide cuánto cuesta el dinero? Los bancos centrales. Y en el caso concreto de la eurozona (formada por los 20 países que usan el euro, España entre ellos), esa competencia la tiene el Banco Central Europeo (BCE), la institución monetaria de la Unión Europea (UE). Su Consejo de Gobierno se reúne cada seis semanas para decidir en qué nivel sitúa los tipos de interés. Lo curioso es que el organismo no tiene un solo tipo, sino tres. Todos influyen de una forma u otra en el coste de los préstamos y en la retribución de los ahorros, pero ¿cuál lo hace de forma más directa (y, por tanto, es más importante para las familias europeas)?
El Banco Central Europeo existe para cumplir con un cometido claro: mantener la estabilidad de precios en la zona euro. Así lo establece el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (en el artículo 119). De esta manera, el objetivo primordial del ente es evitar que la inflación (subida de los precios) se descontrole. Para ello, el propio BCE se ha marcado como objetivo que el índice de precios al consumo (IPC) ronde el 2% a medio plazo.
Debido a la crisis de precios desatada a finales de 2021, el BCE elevó los tipos de interés en julio del año pasado por primera vez en más de una década. Hasta entonces estuvieron en mínimos históricos, por lo que a esa época comprendida entre 2012 y 2022 los expertos y economistas la denominan la del ‘dinero gratis’. Sin embargo, las cosas han cambiado rápidamente: a esa primera alza histórica le siguieron otras nueve.
Este jueves, 11 de abril, el Consejo de Gobierno del organismo (aquí puedes ver por quiénes está formado) ha tomado una nueva decisión sobre los tipos. Tal y como se esperaba, los ha dejado sin cambios por quinta vez consecutiva.