Lejos queda el San Francisco hippie, el del movimiento cultural que dotó a la ciudad del aura especial que le otorgaba ser el contrapunto a la expansión del capitalismo, pero consumismo voraz puso límites a la expansión del ‘paz y amor’. Lo cierto es que hoy, incluso después de haber evolucionado hasta convertir a California en la sede mundial de la tecnología, la moderna ciudad del Golden Gate está atrapada ‘bucle fatal’ auspiciado por la pandemia y la delincuencia.
La crisis sanitaria que estalló en todo el mundo ha sumido a San Francisco en una complicada situación por la caída del turismo y el auge del teletrabajo. Estas dos cuestiones están provocando una situación de impagos en propiedades comerciales que entierra aún más las posibilidades de mejora.
El cierre de Westfield y Brookfield Properties, el centro comercial y el hotel más grandes de la ciudad, ubicados en la que fue la propiedad más valiosa de San Francisco, deja a los prestamistas del mercado de bienes raíces comerciales ante un incumplimiento de miles de millones de dólares después de que los propietarios suspendieran los pagos de un préstamo de 558 millones de dólares garantizado con el extenso centro comercial del centro de San Francisco del que eran dueños desde 2002; cerraron y entregaron las llaves de las instalaciones a sus prestamistas.
Deutsche Bank originó el préstamo para el centro comercial Westfield en 2016, mientras que la hipoteca de Park Hotels es administrada por Wells Fargo y originalmente fue suscrita por JP Morgan. Antes de estos cierres, el centro comercial ya estaba de capa caída. La falta de turistas y clientes lo fue vaciando poco a poco. Marcas como Nordstrom cambiaron de ubicación a otros centros comerciales más prósperos para recuperarse de la caída de las ventas y ante una actividad delictiva en aumento.
La situación no es novedosa. Park Hotels & Resorts, que cotiza en la bolsa de Nueva York, también entregará la propiedad de dos de sus principales hoteles en San Francisco, Hilton Union Square y Parc 55, después de dejar de pagar un préstamo de 725 millones. Según recoge el Financial Times, los hoteles estaban valorados en más de 1.500 millones de dólares cuando se emitió el préstamo en 2016, lo que sugiere que sus propietarios creen que su valor se ha reducido a más de la mitad.
En datos del proveedor de datos de propiedades CoStar recogidos por The New York Times, más de 20 hoteles de San Francisco tienen préstamos CMBS (respaldados por hipotecas comerciales) que vencen en los próximos dos años; 15 están en la “lista de vigilancia” de su prestamista, lo que significa que no han hecho pagos o es probable que no hagan pagos en el futuro.
La ristra de incumplimientos podrían desencadenar una venta forzosa de propiedades comerciales en la ciudad. Los prestamistas se apresuran a deshacerse de los activos con importantes descuentos para reducir su exposición y proteger a los tenedores de bonos.
Los grandes prestamistas de bienes raíces comerciales en San Francisco, entre los que se encuentran JP Morgan, Deutsche Bank, Wells Fargo o Bank of America, sindicaron en muchas ocasiones la deuda de la propiedad a través de valores respaldados por hipotecas comerciales. Con la devaluación de los precios de las propiedades, los tenedores de bonos podrían verse arrastrados por la situación si el activo vale menos que el valor del préstamo.
Esa revisión de precios podría desencadenar un efecto colateral que dificultaría que los propietarios refinanciaran sus deudas a medida que los bancos se vuelven aún más cautelosos con respecto a los préstamos. Según el FT, algunos bancos de EEUU redujeron su exposición al mercado de bienes raíces comerciales tras la agitación bancaria, y la perspectiva de pérdidas es particularmente aguda en San Francisco.