La inflación general en la Eurozona se ha moderado hasta el 6,9% en marzo (frente al 8,5% de febrero), un dato que parece esperanzador, pero que en realidad es reflejo de un efecto estadístico. La fuerte subida de los precios en marzo de 2022 (comienzo de la guerra) disparó el número índice (subió hasta 114,5 frente a los 106,5 de marzo de 2021) al que se referencia la inflación, generando una tasa de variación anual muy elevada. Ahora, este mismo proceso está funcionando de forma opuesta, los precios siguen subiendo (la inflación se acumula), pero al realizar la comparación con el año anterior, la tasa de variación parece menos escandalosa. Este proceso, además, ganará impulso en los próximos meses, lo que dará lugar a una notable desinflación en las estadísticas de precios. Por el contrario, la inflación mensual (lo que suben los precios en un solo mes) se sitúa en el 0,9%, una tasa que es todavía extremadamente elevada.
No obstante, este efecto escalón es aún mucho más marcado en países como España, donde la inflación cogió fuerza antes que en la zona euro. Este impacto estadístico ha permitido que los precios suban ‘solo’ un 3,3% en términos interanuales en marzo.
Sin embargo, la inflación subyacente (no pondera alimentos, energía, alcohol y tabaco) ha vuelto a mostrar un dato preocupante con una tasa de variación del 5,7%. Este tipo de IPC menos volátil no goza aún del efecto escalón del que se aprovecha la inflación general, puesto que la subyacente ha tardado varios meses en despegar (el tiempo que lleva desde que la inflación energética se filtra a los componentes de la subyacente). En marzo de 2022, la subyacente solo crecía un 3% en la zona euro.
De hecho, en marzo de 2023 los precios de la energía en la eurozona registraron una bajada interanual del 0,9%, después de la subida del 13,7% del mes anterior, reflejando el efecto base relacionado con el fuerte encarecimiento de los precios energéticos observado en marzo del año pasado a raíz de la invasión de Ucrania y la imposición de sanciones a Rusia.
Sin embargo, los precios de los alimentos en la zona euro han vuelto a acelerar en marzo su subida, con un alza del 14,7%, frente al 13,9% interanual de febrero, mientras que los servicios también se han encarecido más, con una subida del 5%, dos décimas superior a la del mes anterior. A su vez, los bienes industriales no energéticos se encarecieron un 6,6%, frente al 6,8% de febrero.
De este modo, al excluir del cálculo el impacto de la energía, la tasa de inflación interanual de la zona euro se ha situado en marzo en el 7,9%, frente al 7,8% de febrero.
Asimismo, al dejar fuera también el efecto de los precios de los alimentos frescos, el alcohol y el tabaco, la tasa de inflación subyacente de la zona euro ha escalado al 5,7% desde el 5,6% del mes anterior, su nivel más alto de toda la serie histórica.
Entre los países del euro, la menor tasa de inflación interanual en marzo ha correspondido a Luxemburgo, con un 3%, seguido de España, con un 3,3% y de Países Bajos, con un 4,5%. En el extremo opuesto, las mayores subidas de los precios se observaron en Letonia, con un alza del 17,3% interanual, seguido de Estonia y Lituania, con subidas del 15,6% y del 15,2%, respectivamente.
La brecha en los precios favorable a España respecto de la eurozona se ha situado así en 3,8 puntos porcentuales, frente a los 2,5 puntos porcentuales del mes anterior.
La fortaleza de la subyacente presiona al Banco Central Europeo para que siga endureciendo su política monetaria. El IPC core o subyacente es el indicador que ha ganado la atención del banco central en las últimas reuniones, puesto que está muy relacionado con los alimentos y la cesta de compra de los hogares. Además, el BCE es consciente de la creciente volatilidad del índice de precios general.
“Los miembros del BCE no darán mucha importancia a la caída de la inflación general en marzo y estarán más preocupados de que la tasa subyacente haya alcanzado un nuevo récord. Por lo tanto, los datos de precios al consumidor de marzo no harán nada para cambiar su opinión de que se necesitan más aumentos de tipos para reducir la inflación al objetivo del 2%”, sentencian los expertos de Capital Economics.