El trago amargo que pasan los argentinos reduce las perspectivas económicas promedio para América Latina, según proyectan los economistas del Fondo Monetario Internacional (FMI). En su más reciente reporte anual con estimaciones a escala mundial, la multilateral reduce ahora su pronóstico para el Producto Interno Bruto (PIB) regional del 2,3% estimado en octubre del año pasado al 1,9%. Esto implicaría una desaceleración del incremento del 2,5% que se estima para 2023. Para el año que viene según las previsiones del organismo, la economía regional puede crecer un 2,5%.
“La revisión del pronóstico para 2024 se debe al crecimiento negativo de Argentina en el contexto de un ajuste significativo de la política económica para restablecer la estabilidad macroeconómica”, señala el reporte publicado el martes. El país sudamericano eligió un nuevo Gobierno de ultraderecha que busca implementar fuertes cambios en la política económica y fiscal. Se estima que Argentina se haya contraído un 1,1% en 2023 y un 2,8% este año. “Como en otras economías importantes de la región, se registran mejoras de 0,2 puntos porcentuales para Brasil y 0,6 puntos porcentuales para México, principalmente a causa de los efectos de arrastre de una demanda interna más fuerte de lo esperado y un crecimiento mayor de lo previsto en los principales socios comerciales”, informa el reporte. El Fondo espera que México crezca un 2,7% este año y Brasil, un 1,7%.
El reporte tiene un tono ligeramente más optimista que los que se han publicado desde 2020, año en que la pandemia de la covid-19 frenó la actividad económica y disparó la inflación en gran parte del mundo. Las proyecciones sitúan el crecimiento mundial en un 3,1% en 2024 y en un 3,2% en 2025, un mejor pronóstico que el estimado en octubre de 2023. El Fondo asegura también que el mundo va camino la desinflación, pero conserva perspectivas de crecimiento. “Esto se debe a una resiliencia mayor de lo esperado en Estados Unidos y en varias economías de mercados emergentes y en desarrollo importantes, así como al estímulo fiscal en China”, indican los especialistas de la multilateral.
“De todos modos, las previsiones para 2024–25 son inferiores al promedio histórico de 3,8% (2000–19)”, advierten, “ante las elevadas tasas de interés de política monetaria para combatir la inflación, el repliegue del apoyo fiscal en un entorno de fuerte endeudamiento que frena la actividad económica y el bajo crecimiento de la productividad subyacente”. Se prevé que la inflación a escala mundial baje al 5,8% en 2024 y al 4,4% en 2025.
El pronóstico inflacionario se ha revisado a la baja tanto para 2024 como para 2025 en las economías avanzadas, mientras que se ha revisado al alza para 2024 en las economías de mercados emergentes y en desarrollo. “Sobre todo en Argentina, donde se espera que la realineación de los precios relativos y la eliminación de los antiguos controles de precios, la última depreciación de la moneda y su traspaso a los precios hagan subir la inflación en el corto plazo”, dice el reporte.
Los costos de endeudamiento a largo plazo, medidos en base a la tasa de interés de referencia definida por los bancos centrales, siguen siendo elevados tanto en las economías avanzadas como en las de mercados emergentes y en desarrollo. Esto se debe, en parte, a que la deuda pública ha aumentado. “A esto hay que sumarle que las decisiones de los bancos centrales sobre la tasa de política monetaria son cada vez más asíncronas. En algunos de los países en los que la inflación está disminuyendo —entre ellos, Brasil y Chile, cuyos bancos centrales endurecieron su política monetaria antes que otros países—, las tasas de interés vienen descendiendo desde el segundo semestre de 2023″, señala el informe.