Una de las voces que más ha insistido en estos hechos es la de Robin Brooks, director gerente del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), quien lleva meses denunciando la situación. “Las empresas occidentales han abandonado Rusia en masa, pero no los oligarcas navieros griegos, que trasladaron sus barcos para ayudar a Putin a vender su petróleo en todo el mundo. Luego lucharon contra el tope de precios del G-7 y ahora están vendiendo sus viejos barcos a Putin para su ‘flota en la sombra’. ¿Por qué aguanta esto la UE?”, ha lamentado recientemente en una publicación en la red social X. “Son los petroleros de la UE -desde Grecia- los que transportan el petróleo ruso y mantienen en marcha la maquinaria bélica de Putin. La UE tiene el poder de detener esto de un plumazo, sumiendo a Rusia en el caos mientras lucha por cerrar sus pozos de petróleo”, continúa el economista.
“Rusia obtuvo el año pasado (en referencia a 2022) enormes ganancias inesperadas gracias a los altos precios de la energía. Los armadores griegos también obtuvieron enormes ganancias inesperadas”, ha explica Brooks en los medios anglosajones. Tanto es así que en 2022 la proporción de petróleo ruso transportado en barcos griegos alcanzó un máximo histórico. A principios de ese año, alrededor del 30% de las exportaciones rusas de petróleo por el Mar Negro se transportaban en barcos griegos, según el IIF. En mayo de 2023, esta cifra alcanzó un máximo del 53%.
Los buques de propiedad griega todavía transportan aproximadamente una quinta parte de todos los cargamentos de crudo de los Urales, el de referencia en Rusia, y aproximadamente uno de cada siete de todos los cargamentos de crudo ruso, incluidos los enviados desde terminales en las costas del Pacífico y el Ártico del país, según muestran los datos de seguimiento de buques monitorizados por Bloomberg. En los cruciales puertos de Rusia en el Mar Báltico y el Mar Negro, siete compañías griegas han llegado a enviar colectivamente un 50% más de petróleo ruso que la empresa estatal rusa Sovcomflot, ha informado el Wall Street Journal.
Los datos portuarios recogidos por Energy Intelligence muestran que los petroleros de propiedad griega representaron alrededor del 40% de las cargas del crudo de los Urales en la principal salida rusa de Novorossiysk al Mar Negro durante el pasado agosto. Los buques de propiedad griega también participaron en alrededor del 30% de las cargas en la terminal de Ust-Luga en la costa báltica durante un período similar y alrededor del 15% de las del cercano puerto de Primorsk. Según los datos de la consultora energética, tres compañías navieras griegas son especialmente activas en el transporte de crudo ruso: TMS Tankers, Kyklades Maritime y Minerva Marine.
“El transporte marítimo griego y chipriota está bien representado en los envíos de petróleo ruso en la actualidad, con alguna participación maltesa también”, constata Byron McKinney, director de S&P Global Market Intelligence. “La mayoría de sus flotas operan con normalidad, pero algunos de esos buques también están implicados en actividades sospechosas”.
Cuando EEUU y la UE decretaron el tope al petróleo ruso a finales de 2022, las navieras occidentales dieron la espalda a Moscú, pero las griegas continuaron prestando sus servicios, algunas de ellas en base a contratos de larga duración que mantenían desde hace años. Sobre el papel, el petróleo ruso solo podía transportarse a través de barcos occidentales si se vendía a menos de 60 dólares el barril. Los armadores necesitaban presentar certificados por escrito que indicasen que el crudo se compró al precio del límite o por debajo del mismo. De no tener esta certificación, las aseguradores occidentales, las predominantes en el mundo, no asegurarían ese barco. Esta única garantía por escrito dejó margen para abusos, como denunciaba este otoño Edoardo Campanella, analista de UniCredit, y lo cierto es que el crudo de los Urales se vendió durante meses por encima del tope, coincidiendo con las subidas del crudo tras percutir la OPEP+ (con Rusia en sus filas) con sus recortes de producción.
La situación solo empezó a cambiar algo a partir de este otoño, cuando el Tesoro estadounidense se ha puesto más estricto y ha empezado a mandar cartas a unas 30 empresas que controlan unos 100 petroleros. Una vez que los precios del petróleo se han mostrado en incercia bajista y EEUU se sigue consolidando como primer productor mundial, Washington ha apretado las tuercas cuando en la comunidad internacional se comentaba el fracaso del tope y las escasas intenciones de vigilarlo (desde la UE hubo un compromiso de revisar el tope cada dos meses).
Este mayor celo ha provocado que los propietarios de petroleros en Grecia hayan reducido la cantidad de crudo ruso que transportan, una decisión que en última instancia podría interrumpir el flujo de petróleo de Moscú. El número de petroleros de propiedad griega que van a Rusia disminuyó en una cuarta parte en noviembre en comparación con el mes anterior y bajó un 60% desde junio, según muestran los datos de Bloomberg. No por casualidad, apunta Brooks, en las negociaciones por el tope hubo dos facciones dentro de la UE: Polonia y los Estados bálticos pidieron un límite de precios de 30 dólares por barril, mientras que Grecia, Chipre y Malta querían un límite más alto. La facción de los 60 dólares ganó, remacha el experto.
Este movimiento reciente de las navieras griegas podría alarmar a un Kremlin que todavía necesita ayuda de operadores de buques extranjeros para llevar todos sus barriles al mercado global de no ser precisamente por la mencionada ‘flota fantasma’, compuesta de buques que tienen propietarios anónimos y sin seguro occidental, lo que permite a Rusia elevar el precio del petróleo por encima del límite. Por lo general, se compone de embarcaciones que ya tienen más de 15 años. De hecho, la edad media de estos buques alcanza 23 años, según el análisis de Lloyd’s List, publicación británica sobre transporte marítimo que data del siglo XVIII.
Brooks insiste en que los petroleros detrás de esta ‘flota en la sombra’ están siendo vendidos en gran medida por armadores griegos que están sacando tajada al vender los buques por entre tres y cinco veces su precio habitual: “Los oligarcas navieros griegos sacan ahora sobre todo petróleo kazajo de los puertos del Mar Negro. Han abandonado el Báltico -vendiendo barcos a la ‘flota en la sombra’ de Putin- porque no les gusta el tope al petróleo ruso. Su comportamiento va directamente en contra de los intereses estratégicos de la UE y a UE no hace nada…”.
Entre enero de 2022 y agosto de 2023, las compañías navieras griegas vendieron 60 petroleros construidos antes de 2010 por un valor de al menos 30 millones de dólares cada uno, según un análisis de VesselsValue para la publicación Foreign Policy. Esto fue seis veces el número vendido por las empresas estadounidenses, ya que las ventas griegas ascendieron a 2.500 millones de dólares. En junio del año pasado, Hellenic Shipping News informó de que las empresas griegas habían vendido 97 petroleros en lo que va de año, el 25% del total mundial.
Las empresas de los Emiratos Árabes Unidos, que han aumentado su interés en el comercio petrolero ruso, figuran entre los principales compradores. A pesar de no ser conocidos como un centro marítimo mundial, el papel protagonista de los Emiratos Árabes Unidos en las compras de petroleros no es sorprendente. Desde la invasión rusa de Ucrania, Dubai se ha consolidado como “la nueva Ginebra” del petróleo ruso, según publicó el Financial Times; es decir, en la capital de las empresas que comercian con este crudo. India y China, que se han convertido en destacados importadores de petróleo ruso, también ocuparon un lugar destacado en la lista.
No está del todo claro el alcance de esta ‘flota en la sombra’. Para los analistas de Lloyd’s List, desde el estallido de la guerra de Ucrania en febrero de 2022, esta flota se ha disparado de 220 barcos a 535. McKinney, de S&P Global, estima que hay unos 443 petroleros operando como parte de la nebulosa flota que transporta crudo ruso, la mayoría de ellos de propiedad griega. Una prueba de su actividad la dan los propios seguros. En junio del año pasado, alrededor del 45% del petróleo crudo ruso fue transportado en barcos con seguros P&I (Protection and indemnity) occidentales, según un análisis de la Kiev School of Economics (KSE) recogido por The Telegraph. En agosto, esta cifra se redujo a un tercio.
La economía de Rusia resiste
“El PIB real ruso está por encima de donde estaba antes de la invasión. Es lamentable, pero nadie en Bruselas puede lamentarlo. La UE tomó la decisión consciente de anteponer los beneficios de un puñado de oligarcas navieros griegos a los 450 millones de personas que se supone que representa”, lamenta Brooks.
El auge de esta flota en la sombra también ha generado preocupaciones medioambientales dada la edad y el estado de estos buques, así como la ausencia de seguro y de vigilancia marítima. “Estos barcos normalmente no estarían todavía en servicio, probablemente serían desguazados”, señala McKinney desde S&P Global. “El riesgo de derrames de petróleo es muy alto y esta flota en la sombra navega por las aguas territoriales del Reino Unido, Finlandia, Estonia, Alemania, Dinamarca y Francia”, afirma Borys Dodonov, director del Centro de Estudios sobre Energía y Clima de la KSE, al Telegraph.
“Supongamos que uno de ellos choca contra el hielo y pierde petróleo en la costa sueca. Si llamamos a su compañía de seguros, nos encontramos con un grupo sin nombre y poco transparente que opera desde una empresa fantasma en algún lugar”, apostilla Craig Kennedy, investigador del Centro Davis de Estudios Rusos y Euroasiáticos de la Universidad de Harvard.”¿Puedes confiar en que serán capaces de pagar la limpieza?”. A los países occidentales también les preocupa que los buques desconecten sus sistemas de identificación automática para ocultar el verdadero origen de su carga. Eso les permite navegar sin ser rastreados, pero también puede hacer más probables las colisiones.
La sólida conexión grecorrusa
Una de las razones que podría estar provocando este sorprendente movimiento de los oligarcas griegos es, sin duda, la económica. Sin embargo, hay otro factor menos conocido que hay que tener muy en cuenta. No se pueden olvidar los estrechos lazos que existen entre Rusia y Grecia, unos lazos que más de una vez han puesto en serios apuros a Atenas frente a sus socios europeos. Ambos países (Rusia y Grecia) se encuentran bajo el paraguas de la Iglesia Ortodoxa (aunque con algunas diferencias) y han mantenido relaciones económicas, financieras y políticas muy sólidas.
Toda esta historia viene de muy lejos. Habría que remontarse al Imperio Bizantino (muchos consideran a Rusia el heredero real de este imperio). Pero para simplificarlo todo basta con acudir a poco más de 100 años atrás. En las guerras de los Balcanes de principios del siglo XX, serbios, griegos, búlgaros y montenegrinos recibieron el apoyo del Imperio Ruso en su constante lucha contra el Imperio Otomano. Más de 100 años después, parte de estos lazos se siguen manteniendo. Grecia, Serbia, Montenegro y Rusia forman una especie de familia cultural difícilmente separable.
No obstante, ni siquiera hace falta irse tan atrás para explicar cuál es la relación entre Grecia y Rusia. En los momentos más complicados tras la crisis de deuda soberana en la zona euro, Moscú se ofreció a Atenas para brindarle apoyo económico y librar así a Grecia de las leoninas condiciones que le impuso la Troika a cambio de recibir el millonario rescate que impidió la quiebra griega. El entonces primer ministro griego, Alexis Tsipras, se reunión con Vladímir Putin para negociar este rescate alternativo que nunca llegó a producirse.
Retrocediendo algo más en el tiempo (finales de los 90 en lo guerra contra Slobodan Miloševic), Grecia vetó el uso de su espacio aéreo a la OTAN en un intento por entorpecer los bombardeos sobre Yugoslavia. Estos ataques de la OTAN tenían como principal objetivo las tropas de Slobodan Miloševic, presidente de la antigua Yugoslavia. Rusia apoyó a Miloševic en esa guerra. Los lazos ortodoxos (Serbia, el corazón de Yugoslavia, es un país ortodoxo) e históricos generaron cierto rechazo a la OTAN en la población griega e incrementó la simpatía hacia Rusia. En abril del 99 se produjo hasta un atentado en Atenas que tenía como objetivo protestar contra el ataque de la OTAN sobre las posiciones del ejército yugoslavo.
También hay que recordar que muchos de los oligarcas rusos y familias adineradas han utilizado el sistema financiero chipriota (la parte de Chipre bajo influencia griega) para invertir y mantener sus fortunas. Por último, también cabe recordar que Grecia (junto a Rusia) es uno de los pocos países que no reconoce a Kosovo (antiguo territorio serbio) como país. Kosovo, de mayoría musulmana, ha logrado una suerte de independencia con el apoyo de EEUU y buena parte de Occidente, pese a ser considerado históricamente por Serbia como la cuna histórica de su pueblo y cultura.
Bulgaria ayuda desde ‘dentro’
No solo Grecia está ayudando a Moscú en el seno del mercado petrolero. Otro miembro de la familia ortodoxa, Bulgaria, es el principal comprador de petróleo ruso, un crudo que acaba distribuido a través de la UE en forma de combustibles refinados. Rusia no solo está ganando cientos de millones de dólares esquivando el tope al precio, además está logrando colar el crudo ruso en lugares insospechados. Una investigación conjunta de Global Witness, el Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio (CREA) y el Centro para el Estudio de la Democracia (CSD) revelaba recientemente que incluso una refinería dentro de la misma UE está haciendo saltar por los aires una de las sanciones a Rusia y aumentando los ingresos de Moscú gracias a un país comunitario.
Situada cerca del puerto de Burgas, en el Mar Negro, Neftochim Burgas es la refinería más grande de Bulgaria y también se ha convertido en uno de los mayores consumidores mundiales de petróleo ruso. Los datos del think tank finlandés CREA, junto a otros institutos de investigación, revelan que esta refinería consumió más de 4,95 millones de toneladas de crudo ruso en los primeros diez meses de 2023, enviando aproximadamente 1.130 millones de euros al Kremlin en ingresos fiscales directos. Según Putin, eso es suficiente para gestionar el grupo mercenario Wagner durante un año.
La investigación de CREA para 2023 muestra que Bulgaria es el cuarto mayor comprador de petróleo crudo ruso transportado por vía marítima, solo detrás de India, China y Turquía. Cuando la UE implementó un embargo sobre el petróleo ruso en diciembre de 2022, a Bulgaria se le concedió una exención para “garantizar la seguridad del suministro” a nivel nacional y permitir la venta de combustible a Ucrania. “El objetivo de la excepción es que Bulgaria pueda abastecerse, pero no vender petróleo ruso importado a otros países”, afirmó el año pasado un portavoz de la Comisión Europea.