El crecimiento económico de China ha batido las previsiones de los expertos en el primer trimestre de 2024, lo que a primera vista parece un dato muy positivo que allana el camino para que la economía del país disfrute de una expansión intensa este año. En una primera aproximación y sin profundizar en los datos, la industria parece que vuelve a tirar del carro de una economía que está viviendo una auténtica transición hacia un modelo en el que la demanda interna gana peso y el sector exterior debería ser cada vez una parte menos relevante del PIB. Sin embargo, cuando se escarba algo más en los datos y la economía de China se puede ver que algo huele a podrido. Dentro de este ‘despertar’ que muestran los datos más superficiales, China se enfrenta a una crisis inmobiliaria y un exceso de deuda que está poniendo en serias dificultades a la economía del país.
El producto interior bruto (PIB) aumentó un 5,3% en el período de enero a marzo respecto al año anterior, según mostraron los datos publicados el martes por la Oficina Nacional de Estadísticas. Eso es más alto que la estimación media del 4,8% en una encuesta de economistas de Bloomberg y justo por encima de una tasa de crecimiento del 5,2% en el último trimestre de 2023. Sin embargo, el principal titular es que el crecimiento de la producción industrial se truncó en marzo y que el de las ventas minoristas fue más lento de lo esperado. El otro gran titular es que la inversión aupó la cifra de PIB.
Es cierto que el sector manufacturero obtuvo mejores resultados, con un crecimiento interanual del 6,7% en el primer trimestre, entre los cuales los segmentos de alta tecnología crecieron un 7,5% interanual. Sin embargo, esto oculta el amplio deterioro de la producción industrial de marzo, que cayó un 0,1% intermensual. El fuerte aumento relativo de las capacidades de producción sin una mejora proporcional de la demanda redujo las tasas de utilización de la capacidad, que descendieron al 73,6% en el primer trimestre, la más baja desde el primer trimestre de 2020.
Por el lado de la demanda, las ventas al por menor fueron las que más decepcionaron (en relación con las expectativas) en marzo (un 3,1% interanual frente al 5,1% esperado y el 5,5% anterior), ya que las ventas de bienes de consumo y de restauración se normalizaron tras el impulso temporal relacionado con las festividades en enero-febrero. En cuanto a los productos, las ventas de artículos relativamente caros perdieron ritmo en marzo, incluidos los artículos de construcción y decoración, los muebles y los automóviles.
“Los datos de China parecen sólidos en los titulares, pero los detalles son débiles. Esto sugeriría que la economía necesita más apoyo y los mercados seguirán preparándose para un yuan débil”, asegura Charu Chanana, jefe de estrategia cambiaria de Saxo Markets en Singapur.
Desde Commerzbank van en la misma línea y explican que buena parte de este dato se debe a un crecimiento desigual y a los dos primeros meses del año, que han sido mejor de lo esperado: “Los datos mensuales sugieren que el crecimiento se desaceleró en marzo después de un buen comienzo de año. El crecimiento siguió siendo muy desigual. La inversión fue sólida, respaldada por políticas de estímulo, pero el crecimiento del consumo fue débil”. “Las señales contradictorias de la mejora de los PMI y la moderación del crecimiento de la actividad en marzo arrojan dudas sobre si la recuperación económica observada a principios de este año podrá sostenerse”, sentencian los expertos del banco alemán.
El objetivo de crecimiento de China para este año es de alrededor del 5%. Muchos economistas dicen que el gobierno tendrá que tomar más medidas para estabilizar el mercado inmobiliario y alentar a los consumidores a gastar para alcanzar la meta. Los inversores están siguiendo de cerca un importante esfuerzo gubernamental para impulsar la demanda interna este año: un programa de intercambio que alentará a las empresas a actualizar su maquinaria y a los hogares a comprar automóviles, frigoríficos o lavadoras nuevos. Las acciones de los fabricantes chinos de electrodomésticos subieron la semana pasada después de que los funcionarios prometieran un “fuerte” apoyo fiscal para el plan.
“Como habíamos anticipado, el PIB real ganó ritmo de forma secuencial en el primer trimestre, apoyado por los mejores resultados del sector manufacturero, el gasto de los hogares impulsado por las festividades y la repercusión de la relajación de la política económica en las inversiones. Sin embargo, los datos mensuales de actividad de marzo sugieren que el impulso se ha desvanecido más recientemente”, coinciden los analistas de Oxford Economics. “Con una acumulación de existencias probablemente considerable en el primer trimestre (y, por tanto, presiones de desabastecimiento crecientes en el segundo), la normalización de las ventas al por menor tras las festividades, la debilidad e imprevisibilidad de la demanda externa y un estímulo todavía prudente, esperamos ahora que el crecimiento se desacelere en el segundo trimestre“, vaticinan.
Según la casa de análisis, los datos del primer trimestre (y de marzo) también mostraron claramente las dificultades que seguirán afectando a la economía china este año: “Las condiciones de la demanda exterior siguen siendo impredeciblemente traicioneras, como demuestra la fuerte sorpresa a la baja de las exportaciones de los principales socios comerciales (excepto la ASEAN) en marzo. Y ello a pesar de que los productos chinos son, en su mayoría, competitivos en la exportación. Las presiones desinflacionistas cíclicas (debidas a la reciente moderación de los precios de los alimentos y los servicios relacionados con el turismo) también pueden afianzar una mentalidad deflacionista más estructural entre los consumidores”.
En cuanto a la política económica, sostienen en Oxford, un crecimiento aceptable por encima del objetivo debería aliviar las fuertes medidas de estímulo. “Esperamos que la emisión de bonos del Estado se recupere en el tercer trimestre, tras una pausa en el primer semestre de este año, a medida que se utilicen los ingresos procedentes de emisiones aprobadas anteriormente y los depósitos fiscales acumulados”, concluyen.