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Economía

Exportaciones de Uruguay tendrían menos dinamismo en 2025 por estancamiento de celulosa y soja

Las exportaciones uruguayas se encaminan a cerrar el año con variación positiva impulsadas por el buen desempeño de la soja y la celulosa.

Sin embargo será difícil que los dos productos consigan mejores resultados en 2025 y eso -sumado a que el resto de la oferta exportadora está estancada- hace prever un freno de las ventas externas.

Las colocaciones de soja tuvieron en 2023 el peor resultado de los últimos años, incluido en 2020 cuando disminuyeron por el impacto del COVID-19 en la actividad. El producto descendió al octavo lugar afectado esta vez por la sequía que desplomó la producción.

La zafra 2021/2022 había superado los 2,7 millones de toneladas, las ventas llegaron a US$ 1.915 millones y contribuyeron a un récord de las exportaciones de bienes uruguayos, con más de US$ 13 mil millones.

Pero los números en 2023 cayeron drásticamente: la zafra llegó a 700.000 toneladas y las ventas se derrumbaron hasta los US$ 414 millones. La baja en comparación interanual fue de 78%.

La sequía quedó atrás y la soja comenzó a recuperarse en 2024. En los primeros ocho meses del año las ventas de la semilla llegaron a US$ 879 millones con una recuperación interanual de 195%, según información del Instituto Uruguay XXI.

El buen resultado se fundamentó en el volumen exportado ya que los precios internacionales registraron un descenso de 18%.

La celulosa atraviesa un período de dinamismo luego del comienzo en abril del año pasado de las operaciones de la segunda planta de celulosa de UPM ubicada en Pueblo Centenario.

Para este año la estimación es que la fábrica consiga una producción de 2,1 millones de toneladas y aporte un 35% de celulosa para vender al exterior.

Así, con las dos plantas de la finlandesa y la de Montes del Plata en Colonia se llegará al tope de producción de 4,8 millones de toneladas anuales.

El año pasado, las exportaciones llegaron a US$ 2,019 millones para quedar en segundo lugar por detrás de la carne vacuna.

En los primeros ocho meses de este año fueron por US$ 1.607 millones con aumento interanual de 34%. En ese período la celulosa quedó como el primer producto exportado y la proyección es que continúe en ese puesto en el cierre del año.

Las exportaciones del año pasado terminaron en retroceso justamente por el mal desempeño de la soja.

Sin embargo, la estimación para este año es que -con la recuperación de la semilla más la producción máxima de la celulosa- recuperen los niveles de 2022.

En una actividad organizada por Banco Itaú el economista Alfonso Capurro recordó que el Producto Interno Bruto (PIB) en el segundo trimestre creció 3,8% en la comparación interanual. Uno de los motivos fue el incremento de las exportaciones. Entre abril y junio la suba fue de 14%.

El informe de Cuentas Nacionales del Banco Central (BCU) resaltó las transacciones de soja, celulosa, carne vacuna y energía eléctrica. En los primeros ocho meses de 2024 el incremento fue el mismo.

Capurro aclaró que al excluir a la soja y la celulosa el crecimiento en realidad fue de 2,5% en ese período.

Algo similar se puede observar en el período entre enero y agosto. En 2024, las operaciones (sin soja y celulosa) llegaron a US$ 6.054 y en 2023 fueron por US$ 5.967, con una variación positiva de 1,5%.

“Hoy se observa un crecimiento de las exportaciones por efectos transitorios, pero el resto no crece. Hay un virtual estancamiento cuando se sacan esos efectos. No se trata de mostrar datos preocupantes; simplemente uno tiene que pensar hacia dónde van las exportaciones el año que viene”, mencionó Capurro.

El economista explicó que el año próximo ya no habrá rebote de la celulosa porque el impulso –por la segunda planta de UPM-ya ocurrió y actualmente se produce a máxima capacidad. Tampoco ocurrirá con la soja ya que no habrá un perjuicio por sequía.

Por eso, el panorama para el año próximo no resulta optimista. Capurro estimó que las ventas al exterior van a perder dinamismo, algo que también se reflejará en la actividad económica.

Otro inconveniente en el horizonte son los precios internacionales de la soja.

La economista de Exante Delfina Matos dijo hace días en el programa En Perspectiva que los valores actuales son los más bajos desde 2020.

Complementó que para la zafra 2024/2025 se manejan precios menores a US$ 400 por tonelada y que los contratos a futuro en la Bolsa de Chicago no muestran aumentos significativos para el próximo año.

“Esto plantea un escenario bastante más desafiante en términos de rentabilidad para la próxima zafra”, indicó.

Capurro expresó que la baja de precios de la soja agregará un desafío adicional para la agricultura, uno de los sectores más importantes del rubro exportador.

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