Para Víctor Gobitz, expresidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP), así como la industria minera puede construir carreteras, ferrovías y puertos, para exportar sus productos y sostener el negocio, también está en capacidad de pasar del típico contribuyente a participar en la planificación y gestión de los proyectos de inversión pública con los recursos que genera para las regiones donde opera y el país entero.
En la Semana de la Ingeniería de Minas, organizada por el Consejo Departamental de Lima del CIP, reafirmó que el empresariado minero posee las herramientas para no solo cumplir con sus obligaciones propias, también para involucrarse con los proyectos que coadyuven al desarrollo territorial.
A modo de ejemplo, citó la experiencia del Aporte Voluntario Minero, en el que las compañías mineras planificaban y priorizaban los proyectos que se deberían financiar con los más de S/ 2,285 millones que destinaron a esta iniciativa durante el tiempo que estuvo vigente, dando lugar a proyectos enfocados en nutrición, educación, salud e infraestructura, principalmente.
Así, dijo, que “el Aporte Voluntario Minero tenía la práctica positiva de que el sector privado y público se sentaran con el alcalde para presentar los fondos disponibles y los proyectos de interés”.