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Economía

Huachipato vs China: los argumentos del conflicto que ha sumido en crisis a la industria del acero chileno

Nuevos vientos soplan en Huachipato. El pasado miércoles 12, la compañía siderúrgica fue una de las empresas firmantes de un memorándum de entendimiento en Alemania, en el cual se comprometió a acelerar la producción de acero verde en Chile. Esto es, un metal que no involucra emisiones de CO2 en su creación y una clara alusión al principal competidor de la industria chilena: China.

Como se recuerda, el pasado 20 de marzo, el Grupo CAP, empresa administradora de Huachipato, anunció la suspensión de operaciones de la siderúrgica. Fue una respuesta a la presunta competencia desleal o dumping de los productores chinos, que exportaban acero a Chile y otros países de Latinoamérica a un bajo costo. Estas tarifas colocaban en desventaja a las siderúrgicas locales y, por ende, disminuían la rentabilidad.

Es el resultado de un paulatino aumento en la producción de acero del gigante asiático: la World Steel Association (WSA) asegura que entre 2000 y 2023, China aumentó su producción de acero en casi un 700%. Este crecimiento sorprendente se manifestó también en la tajada del pastel que mantenía Pekín en el mercado mundial. Pues se pasó de producir el 15% del acero global, a un categórico 54%.

Mientras tanto, en el último año, las importaciones de acero chino en Latinoamérica crecieron en 45%, obtuviendo un alza histórica y un impacto severo en la industria local. Y si en 2000, los chinos exportaban 80.500 toneladas de acero a la región, para 2023, por poco se alcanzan las 10 millones de toneladas.

Para Ezequiel Tavernelli, director ejecutivo de la Asociación Latinoamericana del Acero (Alacero), no es casualidad que China sea el país con mayor cantidad de denuncias antidumping en el mundo. De hecho, en Latinoamérica, de las 60 denuncias vigentes, más del 60% son contra la potencia oriental.

“Después de más de 20 años de unirse a la Organización Mundial del Comercio (OMC), China no ha cumplido su compromiso de convertirse en una economía de mercado. Lo que es aún más preocupante es que, lejos de acercarse a una solución, la situación está empeorando. Desde el acero y el aluminio hasta los vehículos eléctricos y las baterías, China actualmente está ocupando todo el espectro manufacturero mediante subsidios, falta de transparencia e incentivos a las empresas estatales”, expresó Tavernelli para AméricaEconomía. Desde su óptica, este panorama genera un desequilibrio importante que afecta gravemente la competitividad de la industria regional.

La sobreproducción alimentada por una mano de obra barata es otro de los principales factores que motivan la hegemonía china en la industria siderúrgica. En los últimos años, el panorama se tornó cada vez más crítico en la región, a tal punto que en Chile, Huachipato registró pérdidas por US$ 279 millones en el primer semestre de 2023.

Poco después, el gobierno de Gabriel Boric reaccionó imponiendo una tasa del 15,3% a las importaciones de bolas de acero chinas, pero no fue suficiente. Así, se llegó a la suspensión de operaciones como última alternativa. Ante la suspensión de Huachipato y la inminente pérdida de empleos, la Comisión Antidistorsiones del Senado chileno impuso medidas provisionales para proteger al acero nacional.

De esta forma, el 21 de abril, el grupo parlamentario estableció derechos antidumping provisionales del 24,9% para las barras de acero y del 33,5% para las bolas de acero utilizadas en molienda. En su momento, Nicolás Grau, el ministro de Economía de Chile, aplaudió la medida. “La comisión ha recomendado los valores que estaban en línea con lo solicitado por la empresa Huachipato”, declaró.

La respuesta de China tardó, pero cuando llegó fue contundente. El embajador de Pekín en Santiago, Niu Qingbao, lanzó un dardo contra las autoridades chilenas al negar que existiera dumping entre ambos países. No contento con eso, Niu declaró que la baja rentabilidad del acero chileno se debía en realidad a su baja calidad. Además, declaró que las sobretasas violaban las normas de la OMC por impulsar el “proteccionismo comercial”.

Al cierre de esta edición, el organismo internacional no se ha pronunciado al respecto por el incidente de Huachipato. Por otro lado, nuestra revista intentó comunicarse con la siderúrgica para conocer su punto de vista sobre las polémicas declaraciones del embajador, pero se negaron a participar en este artículo.

Estas declaraciones son inusuales en un contexto en que Chile, al igual que otros países latinoamericanos, se esfuerza por mantener la cordialidad en las relaciones con China para fines prácticos.

“En términos económicos, es un socio tan estratégico como lo fue en algún momento Estados Unidos. A tal punto que el peso de China en la economía chilena es bastante fuerte actualmente, porque son nuestro principal comprador de cobre. Por lo mismo, el país siempre ha tratado de tener relaciones comerciales y políticas muy amistosas. Incluso, cuando hay elecciones presidenciales, ningún partido, sea de izquierda o derecha, suele atreverse a llamar a China una dictadura o un régimen poco democrático”, explicó Esteban Viani, economista y docente en la Universidad Autónoma de Chile.

A pesar de las voces que reclaman mayores protecciones a la industria local, entre las autoridades chilenas, hay quienes critican las sobretasas al acero chino como una medida que atenta contra el libre comercio. De hecho, la Fiscalía Nacional Económica y el Banco Central de Chile rechazaron el proyecto.

“Creo que ambas instituciones están totalmente en lo correcto. Del Banco Central se esperaba, porque analiza la situación desde un punto de vista más técnico. Pero la Fiscalía vela por la libre competencia para evitar monopolios o concentración económica. Que ellos lo hayan criticado fue bastante significativo, porque viene a demostrar que en el fondo no había argumento, más allá del político, para fijar tarifas al acero chino”, critica Viani.

Desde la perspectiva del economista, un mejor desenlace habría sido que Huachipato se declare en quiebra y en vez de desaparecer, asuma un periodo de reestructuración para reducir sus costos. En este punto, hay dos ventajas: el acero es un mineral masificado a nivel mundial y Huachipato opera en un puerto importante como Talcahuano.

Esto permite que el costo de transmisión del producto o del mineral hacia el barco termine siendo muy bajo, lo que podría reinventar a la siderúrgica como una empresa exportadora del acero local y procesadora de la variante china. Aunque otra opción sería abrir una sucursal en China, aprovechando la apertura a la inversión extranjera y la mano de obra abundante.

Por su parte, Tavernelli opina que si el gobierno de Boric no continúa con las sobretasas al acero asiático, el futuro es sombrío. Para ello, expone que en 2023, las importaciones de acero de China a Chile crecieron un 25%, representando un 65% de las importaciones totales del país sudamericano de dicho mercado. El director de Alacero considera que este protagonismo creciente de Pekín refleja las dificultades que enfrentan Huachipato y la industria siderúrgica en general.

“Huachipato ya se ha pronunciado, expresando que, a menos que se igualen las condiciones, es imposible competir. La empresa se ha esforzado por seguir siendo competitiva, lo que es fundamental para mantener los más de 20.000 puestos de trabajo directos e indirectos que Huachipato genera en la región del BioBío. Por lo tanto, cualquier medida que vaya en contra de los esfuerzos ya realizados volverá imposible la competencia”, advierte Tavernelli.

Si regresamos al día en que Huachipato decidió apostar por el acero verde en Alemania, nos queda la duda si esta idea es algo concreto o una promesa en el aire. Para empezar, se parte de una realidad: según Alacero, cada tonelada de acero producida en China genera en promedio 25% más CO2 que el producido en Latinoamérica.

Desde este escenario, Esteban Viani considera que los productores regionales deberían apostar por ofrecer acero a las “empresas B”, aquellas que buscan rentabilizar un modelo de negocio, sin descuidar su relación con el medio ambiente.

“Como toda Latinoamérica o la gran mayoría de los países tenemos acero o formas de producirlo mucho más amistosas con la naturaleza que China, entonces deberíamos armar una campaña a nivel regional para promover el “acero verde”, aprovechando las alianzas ya existentes como el Mercosur o la Alianza del Pacífico”, sostiene Viani.

Asimismo, Ezequiel Tavernelli sostiene que América Latina debería seguir iniciativas similares a las existentes en Europa o Estados Unidos que consisten en colocar barreras a las importaciones de productos con mayor huella de carbono.

“Sería interesante para América Latina recorrer un camino donde se priorice la producción local y el comercio intrarregional, lo que significa un acero con menores emisiones, tanto en su producción como en el transporte, y mayor desarrollo de empleo y economía local”, recomienda el representante de Alacero. De modo que, sea cual sea la decisión del gobierno de Boric, Huachipato deberá reinventarse para sobrevivir en un mundo marcado por la hegemonía china y el valor creciente de las alternativas ecológicas.

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