Por: Roberto Maldonado. Primer vicepresidente IIMP
La Visión de la Minería al 2030 es un documento, elaborado por el Centro de Convergencias y Buenas Prácticas Minero-Energéticas (Rimay), que contiene los principales retos del sector minero peruano de cara a los próximos diez años.
Esta hoja de ruta no solo recoge las opiniones y participaciones de representantes de la academia, empresas mineras, ONGs y el Gobierno –para lograr la minería que todos queremos–, a la vez, mantiene una esencia que se basa en el consenso.
Este año el Ministerio de Energía y Minas, entidad que lidera esta propuesta, inició la segunda etapa del Rimay, con el desarrollo de diálogos regionales y la implementación de grupos de trabajo técnico, con la finalidad de difundir y validar esta importante visión.
Un avance del que se espera pueda darse con mayor impulso, pues se requiere socializar y aterrizar esa visión en las localidades mineras, para incluir nuevas miradas sobre cómo la minería puede contribuir mucho más al desarrollo en las regiones.
Lo que necesitamos es insertar a la industria minera dentro de los planes de desarrollo territorial, de largo plazo, del país, para poder cerrar las brechas existentes tanto en educación, salud e infraestructura. Ese es nuestro gran desafío.
Está comprobado que la minería constituye una fuente de riqueza y recursos importantes para las regiones y ello lo demuestra el estudio “Beneficios generados por la minería en el sur del Perú”, elaborado por el Centro para la Competitividad y Desarrollo (CCD) y el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP).
Esta investigación señala que las regiones mineras del sur (Arequipa, Apurímac, Cusco, Moquegua, Tacna y Puno) recibieron alrededor de 28 mil millones de soles por conceptos de canon y regalías en los últimos 20 años. Un monto no menor que sirve como ejemplo del aporte que genera nuestra minería.
En resumen, esperamos que las autoridades del próximo Gobierno tomen en cuenta todos estos avances como la Visión de la Minería al 2030, elaborada a través de consensos entre los distintos actores vinculados al sector minero; pero, sobre todo, tomen las mejores decisiones, pensando siempre con inteligencia y responsablemente en el futuro del país.