La India es el séptimo país más grande del mundo por superficie y el segundo más poblado, con 1 350 millones de habitantes, de los que el 66 % sigue viviendo en zonas rurales. Se prevé que la población rural alcanzará su punto máximo en torno a 2030 y luego disminuirá.
La India se ubica como tercera potencia económica mundial en cuanto a paridad de poder adquisitivo. Se estima que su economía registrará el crecimiento más acelerado de todas las economías del G-20. Con una transformación estructural muy avanzada, el sector de los servicios constituye el sector de la economía de la India que crece de manera más rápida, con una contribución al PIB del 54 % en 2016; el sector industrial contribuye con el 30 % y el agrícola, con el 17 %. Gracias a la composición joven de su población, las perspectivas de crecimiento a largo plazo del país son positivas y se corresponden con una baja tasa de dependencia, índices de ahorro e inversión positivos y una integración cada vez mayor en la economía mundial.
En los últimos 50 años, la India ha pasado de depender de la ayuda alimentaria a convertirse en un constante exportador neto de alimentos. Los cereales comestibles y las semillas oleaginosas siguen representando cerca del 80 % de la superficie cultivada, aunque la India ha diversificado su producción con productos básicos de alto valor y se ha convertido en el mayor productor mundial de leche, legumbres, productos hortícolas y ganado, y en el principal exportador de camarones y especias del mundo. Si bien los rendimientos de la mayoría de los cultivos se han, como mínimo, triplicado, siguen siendo relativamente bajos en comparación con la norma regional. A pesar del aumento de la superficie de tierras de regadío, más de la mitad de la superficie total cultivada y el 40 % de la producción total de los cultivos de la India son de secano y más vulnerables a la variabilidad de los monzones. Por consiguiente, la agricultura de la India es muy vulnerable al cambio climático. La escasez estacional de agua, la subida de las temperaturas y el riesgo de sequías más frecuentes ponen en peligro la seguridad alimentaria del país.
En particular, el cambio climático afectará a los grupos más vulnerables —los agricultores en áreas de secano, los campesinos sin tierra y las mujeres—, cuyos ingresos probablemente disminuirán de un 20 % a un 25 % (Economic Survey, 2017-2018). Por consiguiente, un desafío importante para la India es el de promover la adopción generalizada de técnicas climáticamente inteligentes y otras medidas de adaptación que mantengan la producción y la productividad, y garanticen la continuidad de la seguridad alimentaria y nutricional del país.
Si bien la India todavía cuenta con el mayor número de personas pobres del mundo, la pobreza extrema se ha reducido notablemente. En el período 2011‑2012, la tasa general estimada de pobreza ascendía a un 22 %, aunque esta cifra oculta una considerable brecha entre las zonas rurales y las urbanas (un 26 % frente a un 14 %). Alrededor de un 80 % de los 270 millones de personas pobres vive en las zonas rurales. Las personas pobres de las zonas rurales son agricultores en pequeña escala marginales y personas sin de tierras de las zonas rurales, muchos de los cuales proceden de tribus registradas, castas registradas y otros grupos vulnerables.
La estrategia
Hace más de 30 años que el FIDA trabaja en la India. El actual programa sobre oportunidades estratégicas nacionales está en plena consonancia con el marco normativo del Gobierno de duplicar en términos reales los ingresos de los agricultores antes de 2022. Durante el período 2018-2024, el FIDA apoyará los esfuerzos del Gobierno dirigidos a la creación de los servicios y las organizaciones de productores necesarios para que los sistemas de producción alimentaria y agrícola de los agricultores en pequeña escala sean remunerativos, sostenibles y resilientes al cambio climático y las crisis de precios.
El FIDA trabaja a nivel comunitario, centrándose en los agricultores marginales más pobres, las mujeres, los jóvenes, las personas sin tierras, las comunidades tribales y las castas registradas. Los proyectos han abordado sistemáticamente cuestiones estructurales como la exclusión sociocultural, la falta de acceso a los recursos naturales, las tierras agrícolas y los servicios públicos de calidad, así como la asimetría del mercado y el escaso poder de negociación de los pequeños productores.
A lo largo de los años, el FIDA y el Gobierno de la India han obtenido importantes resultados mediante la inversión en la comercialización de la agricultura en pequeña escala y el fomento de la capacidad de los pequeños agricultores con el fin de aumentar los ingresos procedentes de las oportunidades de mercado. Esos proyectos facilitan la creación de asociaciones innovadoras entre los agricultores y las empresas del sector privado. Gracias a ello, los agricultores están adquiriendo mejores paquetes técnicos, logrando mayores rendimientos y obteniendo mejores precios para sus productos.
El FIDA se centra en el fortalecimiento de la capacidad de las personas para dirigir su propio desarrollo. Su enfoque se caracteriza por un proceso de planificación y ejecución plenamente participativo, que refleja los conocimientos indígenas y tiene en cuenta las capacidades e intereses de los participantes. Gracias a la inversión del FIDA en las organizaciones comunitarias, como los grupos de autoayuda, y a su apoyo a la federación de esos grupos a lo largo del tiempo, las personas pobres de las zonas rurales han adquirido un mayor poder de negociación para acceder a los servicios, los insumos y los mercados.
Mediante los proyectos se empodera a las mujeres para que participen en la toma de decisiones y la asignación de recursos en las comunidades rurales. Los grupos de mujeres, como las Brigadas Coraje (Shaurya Dal), creados para reducir la violencia de género, cambiar las actitudes sociales y permitir a las mujeres poner en marcha pequeños negocios, han demostrado su eficacia. Los proyectos respaldados por el FIDA también han proporcionado a las mujeres acceso a los servicios financieros, por ejemplo, al vincular los grupos de autoayuda de mujeres con los bancos comerciales.
El FIDA también trabaja con las comunidades tribales, que suelen encontrarse en las zonas más remotas y subdesarrolladas del país. Los proyectos han ayudado a estas comunidades a mejorar sus medios de vida al mejorar la gestión de sus recursos naturales, el acceso a la tierra, la producción agrícola y la formación profesional.
Datos del país
Con una tasa de crecimiento demográfico anual del 1.0 %, se prevé que la India crecerá hasta alcanzar unos 1.450 millones de personas en 2025, lo que la convertirá en el país más poblado del mundo.
Más de 296 millones de personas en la India siguen viviendo en la pobreza, lo que representa un tercio de los pobres del mundo.
La población de la India está compuesta por miles de grupos étnicos y tribales, que hablan más de 1.000 idiomas y pertenecen a seis religiones principales.