En este episodio de ‘Keiser Report’, Max y Stacy hablan de la doble vara de medir en materia de justicia social: un sistema en el que los poderosos y las celebridades, al contrario que millones de ‘deplorables’, están exentos de sufrir las consecuencias de sus violaciones de los términos y condiciones de uso de las redes sociales. En la segunda parte, Max sigue entrevistando a Pierre Noizat, de Paymium.com, sobre entropía, dinero y el bitcóin.
En la sociedad estadounidense existe una “guerra de clases” de la que casi no se habla, afirman los presentadores del programa, citando al periódico The Wall Street Journal, que ha tenido acceso a documentos internos de Facebook que revelan la existencia de una élite secreta en la red social a la que no se aplica las reglas de la plataforma.
“Las élites siguen diciendo que no pasa nada, que si todos seguimos las reglas y los códigos de conducta estaremos bien, que no nos excluirán de las plataformas ni caeremos en el olvido. La realidad que nos muestran estos documentos es que la élite, los ricos y los famosos disfrutan de otro nivel de justicia en las redes sociales; a ellos no los excluyen de las plataformas ni caen en el olvido, nadie los exilia”, critica Stacy.
Max recuerda las proclamas de Facebook y Mark Zuckerberg sobre la “libertad de expresión como servicio”, pero “no hay más que pagar para obtener tu libertad de expresión”, sentencia. “La justicia no es igual para todos, y lo vemos en todo, no es ninguna sorpresa que la corrupción se extienda como lo hace, es un fractal que nos rodea por todas partes”, lamenta Stacy.
¿El bitcóin como solución a la injusticia?
Por su parte, el invitado de este episodio, Pierre Noizat, opina que uno de los factores que han favorecido esa segregación de clases es la inequidad de la distribución de riqueza. “El problema de que las oligarquías tengan el control del sistema monetario es que, gracias a eso, también tienen control sobre las vidas de la gente”, apunta.
Noizat sostiene que el bitcóin es un instrumento que puede terminar con el monopolio de las oligarquías, ya que es un activo al que “no podemos ponerle nuestras manos encima” y que “no se puede imprimir” continuamente como sucede con las divisas fiat.