En plena era de altos tipos de interés, EEUU se ha encomendado a una vorágine de deuda para salvar su déficit. Los recientes datos que ha arrojado un mercado de emisiones del tesoro desatado han encendido las alarmas de expertos, analistas e instituciones. El último en cargar contra esta situación ha sido el ‘perro guardián’ del Congreso. La Oficina de Presupuesto no partidista de la cámara (CBO, por sus siglas en inglés) ha señalado que teme en los próximos años un ‘colapso’ como el que ocurrido con la libra en 2022 tras anunciar su plan económico, debido a “la trayectoria sin precedentes de carga fiscal”.
Phillip Swagel director del organismo explicaba que, aunque EEUU aún no había llegado a este punto, pero que puede darse en los próximos cinco años. El experto defendió en declaraciones a Financial Times que el ritmo de endeudamiento ha venido para quedarse. Según los últimos datos oficiales, el país norteamericano ya cuenta con 34,58 billones de dólares de deuda pública y esta ya supone un 124% del PIB. Esta cifra, mezclada con la subida de tipos interés ha llevado a que la nación norteamericana ya pague más de un billón de dólares solo en intereses, es decir, gasta más solo en esta partida que en su presupuesto de Defensa. Con estas cifras “el peligro al que se acerca EEUU es el mismo al que enfrentó Reino unido con su ex primera ministra Liz Truss, donde ante una decisión político hubo una potente reacción de los mercados”, ha explicado Swagel.
En cualquier caso, el último informe de CBO señalaba que solo la deuda federal de EEUU (descontando el resto de administraciones representaba cerca del 97% del PIB. Según la agencia. En ese sentido aunque la deuda general sobre su economía ya está en máximos históricos, la federal superará antes de que termine la década el 107%, es decir, los máximos que se habían registrado en la Segunda Guerra Mundial, cuando la necesidad de ganar a cualquier coste llevó al Gobierno a un déficit del 30% para financiar su músculo militar.
Respecto al déficit las previsiones es que vaya ‘in crescendo’ de forma continua hasta 8,65% desde el 6,3% actual. Estas cifras contrastan marcadamente con un déficit medio del 2,2% en los últimos 30 años y del 1,6% en los últimos 50. “Ese crecimiento es el resultado del aumento de los costos de los intereses y de déficits primarios grandes y sostenidos, que excluyen los desembolsos netos por concepto de intereses”.
El país se ha embarcado desde el covid en uno de los mayores déficits de su historia. En primer lugar, la lucha contra la pandemia y la caída de la actividad por la misma fue la clave para entender esta tendencia. Posteriormente, aunque el gasto excepcional se ha ido diluyendo el déficit no ha retrocedido, pues el Gobierno ha tenido que asumir programas de gasto extra como el rescate a la banca tras el colapso de algunos bancos regionales con Silicon Valley Bank a la cabeza y otras facturas más permanentes como la Seguridad Social o la Atención Médica han ido avanzando.
Los expertos de Brookings señalan que este gasto extra solo explica para del porqué del déficit disparado y que el año pasado ya había síntomas preocupantes que se habían tapado con unos ingresos extraordinarios. “La disminución de ingresos ha sido la clave de todo pues el año pasado alcanzaron 19,4% del PIB en comparación a su media histórica (16,3%)”. Los ingresos en 2023 retornaron a su media histórica mientras que “los gastos solo aumentaron un 0,3%”, explica Louise Sheiner, analista de la firma.
Desde CBO señalan la primera llegada de Trump a la Casa Blanca como el factor clave para explicar la mayor deuda de EEUU para financiar los recortes de impuestos que emprendió en 2017 y el posterior estímulo económico de 2020, con la llegada del covid. En ese sentido Swagel señala que si el candidato republicano llegase a la Casa Blanca esto se saldaría, probablemente con una inyección de otros 5 billones de dólares extra a deuda Federal entre 2026 y 2035, debido al retorno de estos recortes de impuestos. Sin embargo, en informe previo muestran que esta tendencia de mayor déficit y deuda no frenaría tampoco en otros escenarios.
“Los aumentos en los costos netos de intereses y en el gasto de los principales programas de atención médica serán los grandes protagonistas del aumento del gasto durante el período 2024-2054″, explican los expertos de CBO, que creen que los programas de atención médica se ‘comerán’ un 8,3% del PIB. Mientras estos dos frentes se establecen como la principal fuente de gastos, los ingresos a partir de los impuestos (descontando los recortes de Trump) apenas crecerán, quedándose en el 18,7% del PIB con un aumento de 1,3 puntos porcentuales. En ese sentido, los expertos esperan un crecimiento del 1,7% del PIB Real (descontando inflación).
James McBride, analista de CFR, señala que “aunque EEUU ha tenido déficits casi todos los años desde el nacimiento de la nación”, algo habría cambiado los últimos años. la realidad es que “el pago de los intereses será el factor clave para explicar el incremento de la deuda, pues creemos que solo esta partida será equivalente al 7,5% del PIB. Además del ya mencionado incremento del gasto en seguridad social, coinciden en que la atención sanitaria será la clave “porque la población de EEUU envejece sin un aumento correspondiente en los ingresos”.
Raphael Olszyna-Marzys, economista internacional en J. Safra Sarasin Sustainable AM, explica que “lo que prevé la CBO (sobre deuda) es una situación insostenible” dado que “cabría esperar que en algún momento los partidos gobernantes se unieran para hacer frente a la situación“. El experto indica que “lo que parece más probable es que en algún momento de los próximos años las fuerzas del mercado obliguen al Congreso a abordar la situación y volver a situar las finanzas públicas en una senda sostenible”.