El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aprovechó la Super Bowl de este domingo para insistir en su ofensiva contra los supermercados y fabricantes de alimentos por sus subidas de precios. Mientras el triunfo de los Kansas City Chiefs lograba cifras televisivas de audiencia no vistos desde la llegada del hombre a la Luna, Biden explicaba en las redes sociales que los fabricantes camuflaban subidas de precios reduciendo el tamaño de los envases, lo que se conoce como reduflación. Es año electoral y uno de los factores que más ha dañado la popularidad de Biden durante su presidencia ha sido la escalada de los precios, especialmente los de la gasolina y los alimentos, que se notan en el consumo casi diario de las familias. Por eso, Biden celebra cada dato favorable de precios. El de este martes, sin embargo, ha decepcionado: la inflación se redujo en enero al 3,1%, menos de lo que esperaban los inversores, lo que aleja las rebajas de tipos y ha provocado una fuerte caída de la Bolsa.
El mercado apostaba por un 2,9%. La inflación subyacente se ha situado en el 3,9%, igual que la del mes anterior, según la Oficina de Estadísticas Laborales. La subida de precios en enero ha sido del 0,3%, alta para un dato mensual. El índice de vivienda, que se mueve con algo de retraso, siguió aumentando en enero, un 0,6%, y contribuyó en más de dos tercios al incremento mensual de todos los artículos. Los alimentos se encarecieron un 0,4% en enero, mientras que el índice energético cayó un 0,9% en el mes, debido en gran parte a la caída del índice de la gasolina.
La inflación se ha contenido, pero los precios siguen subiendo, lo que explica en parte que Biden apenas esté sacando fruto del aterrizaje suave, un término sacado de la carrera espacial. La economía ha empezado a frenar su crecimiento, aunque aún se expande a buen ritmo y con una tasa de paro que se sitúa por debajo del 4% mientras los precios se moderan.
Esa situación permitirá a la Reserva Federal empezar a bajar los tipos de interés este año, pero sin prisa, menos aún después del último dato publicado, que muestra que a la inflación le cuesta bajar del 3%. El mercado espera de momento tres descensos de los tipos de interés de 0,25 puntos este año, uno por trimestre a partir del próximo, pero el dato de este martes aleja la posibilidad de que sea en mayo. “El comité no espera que sea apropiado reducir el rango objetivo [de tipos de interés] hasta que haya adquirido una mayor confianza en que la inflación avanza de forma sostenible hacia el 2%”, dijo el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, tras la reunión del pasado 31 de enero. Los tipos de interés se encuentran en el rango del 5,25%-5,5%, su máximo en casi 23 años.
El índice de precios de consumo no es la medida de inflación que sigue el banco central con más atención. Powell se inclina por un deflactor de los gastos personales que ya se situó por debajo del 3% en diciembre. En todo caso, cada noticia que acerca la inflación al objetivo de estabilidad de precios del 2% es recibida con alivio por la Reserva Federal y, también, por la Casa Blanca, aunque en este caso se haya quedado algo corta frente a las expectativas.
Biden ha celebrado la subida de los salarios, pero eso también es un aviso para la Reserva Federal. “El informe de hoy muestra que el crecimiento salarial ha sido el más fuerte de cualquier recuperación económica en 50 años. En un momento en el que el crecimiento y el empleo siguen siendo sólidos, la inflación se ha reducido en dos tercios desde su máximo, pero sabemos que aún queda trabajo por hacer para reducir los costes, ha dicho el presidente en un comunicado difundido por la Casa Blanca.
“La inflación estadounidense superó las expectativas por segundo mes consecutivo, lo que pone de manifiesto que el camino hacia el objetivo de inflación de la Reserva Federal no será tan fácil como esperaba el mercado”, señala Mark Sherlock, responsable de renta variable estadounidense de Federated Hermes . “La Reserva Federal siempre ha mantenido que depende de los datos, y se dice que quiere evitar los errores de los años setenta (cuando se bajaron los tipos demasiado pronto y la economía estadounidense sufrió una segunda ronda de inflación más dolorosa). Los datos de hoy seguramente alargarán aún más el calendario de la primera bajada de tipos”, añade.