“Nuestra respuesta es limitada porque nuestra organización, la toma de decisiones y la financiación están diseñadas para el mundo de ayer”, advertía esta semana el expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi. Se refería a un mundo antes del COVID, previo a la escalada del conflicto en Oriente Medio, la guerra en Ucrania y “el retorno de la gran rivalidad entre poderes”. El nuevo escenario geopolítico obliga a la UE a reformular su estrategia de competitividad en la carrera con Estados Unidos y China. Para ello, encomendó a dos exprimeros ministros italianos, Enrico Letta y Mario Draghi informes con análisis y recetas. Los primeros diagnósticos requieren una mayor protección en sectores estratégicos en la UE, como un mayor blindaje frente a inversores extracomunitarios.
“Un mercado único con dientes”, reclamaba Letta. Energía, telecomunicaciones y mercados financieros como sectores estratégicos. Crear un mecanismo de contribución de los países con ayudas de Estado. Avanzar en la unión de mercados de capitales, pero darle forma y nombre de una unión de ahorros e inversión. Sumar una quinta libertad, la innovación, a la libre circulación de bienes, personas, servicios y capital en la UE. Son los puntos más relevantes del diagnóstico de Letta sobre el mercado único.
Letta defiende, también, la integración de los más de 100 teleoperadores de la UE para poder competir con los gigantes estadounidenses y chinos. Abogó por un fondo de Despliegue de Tecnologías Limpias que facilite la inversión, utilizar bonos verde para captar financiación o emitir eurobonos para financiar defensa.
El contexto lo expuso Draghi, esta semana, en la localidad belga de La Hulpe: “Otras regiones ya no siguen las reglas del juego y diseñan activamente políticas para mejorar su posición competitiva. En el mejor de los casos, estas políticas están diseñadas para redirigir la inversión hacia sus propias economías a expensas de la nuestra; en el peor, para hacernos permanentemente dependientes de ellas”. El italiano cree que “necesitamos una UE a la altura del mundo de hoy y de mañana, y lo que propongo en el informe que me encargó la presidenta de la Comisión es un cambio radical. Es lo que hace falta”.
Los análisis encargados a los dos exprimer ministros italianos no son vinculantes, pero sentarán las bases del debate para un nuevo Pacto de Competitividad tras las elecciones europeas. El de Draghi no se espera hasta junio y estará centrado en competitividad, porque “sin acciones políticas estratégicas coordinadas a escala europea, algunas industrias de uso intensivo de energía tendrán que salir de Europa o cerrar“, advirtió.
Energía, telecomunicaciones y mercados financieros, serán estratégicos, según Letta. “Estos sectores en los grandes países eran lo suficientemente grandes para competir a nivel global. Pero hoy no lo son”, justificó Letta el motivo por el que se optó por darles una dimensión nacional cuando se creó el mercado único. Eran considerados como “demasiado estratégicos para que su funcionamiento y regulación se extendieran más allá de las fronteras nacionales”, ahora los mercados nacionales “representan un freno importante para el crecimiento”. La competencia es global y hay que avanzar a nivel europeo.
Letta defiende un mecanismo de contribución de ayudas de Estado, para que los países asignen parte de sus ayudas públicas a proyectos europeos. Además, plantea homogeneizar las emisiones de deuda común, como los fondos Next Generation. Se colocaría bajo una única autoridad emisora y requiere también de un “activo seguro europeo” para mejorar la integración.
“La estrategia industrial de la UE debe adoptar un enfoque más europeo. El mencionado mecanismo de contribución de las ayudas estatales es un primer paso en esta dirección y, a largo plazo, podría sentar las bases para iniciar una oleada de inversiones públicas genuinamente europeas”, resuelve Letta.
Letta ha recibido críticas porque el informe supone un empuje a la intervención de la economía. Una de ellas de la vicepresidenta de la Comisión Europea, Margrethe Vestager, que se refirió al mercado de telecomunicaciones y advirtió de que tales concentraciones podrían propiciar una menor competitividad de los mercados nacionales, con precios más altos y una mayor fragmentación del mercado.
Preguntado por ello, Letta consideró que no hay contradicción. “No es intervencionismo, es aplicar las reglas del mercado único. Es pasar de 27 mercados de telecomunicaciones a un mercado” . El italiano cree que la medida fortalecerá esta industria en la UE e indicó que si el mercado adquiere escala europea se pueden aplicar las mismas normas y proteger al consumidor.