Escuchar a la razón y a la prudencia. Es una de las peticiones que sale este miércoles de la Eurocámara ante la esperada decisión de política monetaria que el Banco Central Europeo tomará en las próximas horas. La decisión que consensuen los halcones y las palomas de la entidad que dirige Christine Lagarde será el primer termómetro para medir la temperatura del impacto de la quiebra de Silicon Valley Bank en Europa. Desde Nadia Calviño, vicepresidenta económica de España, hasta eurodiputados de todo el arco parlamentario abogan por la cautela y se inclinan por una relajación de los tipos de interés en los tiempos actuales de volatilidad e inestabilidad.
El centro mediático, político y económico pasa este jueves por Frankfurt. El BCE ya había anticipado en su última reunión que continuará con su política monetaria para plantar cara a la inflación. Es decir, reconocía que seguiría subiendo los tipos de interés. Pero el huracán financiero que llega desde Estados Unidos, con la caída en bloque de los bancos Silicon Valley, Silvergate y Signature, ha cambiado por completo la radiografía. Las voces que se inclinan por una relajación de las subidas de tipos en este nuevo contexto van aumentando.
Goldman Sachs ya pronostica que la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) aplazará la subida de tipos que tenía prevista efectuar en su reunión del 22 de marzo. Washington quiere lanzar un mensaje de calma y sosiego a inversores y ciudadanos. Pero no parece que el Banco Central Europeo vaya a hacer lo propio. Una fuente del organismo, citada por Reuters, asegura que lo más probable es que la entidad monetaria apruebe una fuerte subida en la reunión que el Consejo de Gobierno mantendrá el jueves. Y a pesar de las turbulencias actuales.
“En 2008, el BCE tardó mucho más que sus colegas norteamericanos, japoneses e ingleses en bajar los tipos de interés o en comprar activos en los mercados (…) En Europa no hubo reacción solidaria y el resultado fue unos programas de austericidio notables y un torpedo en la línea de flotación del proyecto europeo. Soy plenamente consciente de que el objetivo principal del BCE es mantener la estabilidad de precios, pero sin olvidar que debe evitar poner en riesgo un crecimiento que ya es débil y que puede desembocar en recesión”, ha asegurado José Manuel García-Margallo, eurodiputado del Partido Popular.
El Pleno de Estrasburgo ha celebrado este miércoles un debate sobre el impacto de la crisis financiera desatada por la caída de Silicon Valley Bank en territorio europeo. El consenso en torno a la idea de que el BCE debe ser prudente en su actuación solo ha sido roto por los eurodiputados de extrema derecha Michiel Hoogeveen (neerlandés) y Johan Van Overtveldt (belga), miembros del grupo de los Conservadores y Reformistas donde también se inscribe Vox, que han sido los únicos en pedir al BCE que “resista las presiones” y continúe subiendo los tipos.
Sin embargo, desde la ultraderecha de La Liga italiana hasta el grupo europeo de la Izquierda el mensaje que ha prevalecido en la cámara de Estrasburgo es el de una relajación de las políticas monetarias actuales. Al menos en el corto plazo. “El BCE debe revisar sus perspectivas de tipos de interés con una comunicación más tranquilizadora a ciudadanos y empresas”, ha afirmado Antonio María Rinaldi, eurodiputado de La Liga. “El BCE debe escuchar a la razón y a la prudencia”, ha coincidido Fabio Massimo Castaldo, representante del Movimiento 5 Estrellas. Las instituciones europeas son muy cuidadosas a la hora de emitir mensajes que puedan parecer injerencias sobre el BCE, que es una entidad independiente.