Turquía está viviendo una de las mayores entradas de capital en su mercado de deuda, que ha emergido de forma inesperada los últimos meses mientras las reformas económicas del Gobierno de Turquía ofrecen más credibilidad a los mercados. Según datos del banco central del país, cerca de 700 millones de dólares en bonos estatales denominados en libras entraron en el país. De esta forma, la república otomana vive su mejor semestre desde 2021
Esto se debe principalmente al potente rendimiento de los bonos y, en consecuencia a su bajo precio (el rendimiento y su valor son inversamente proporcionales). El bono a 10 años del país euro-asiático cotiza con unos rendimientos cercanos al 23,3%. A pesar de estas potentes cifras, se trata de su nivel más bajo desde septiembre y ha llegado a coquetear con el 27%. Este importante cambio ha venido de la mano de un giro de timón en el Banco Central de Turquía que ha hecho volar a la renta fija y que ha venido con una batería de medidas económicas que han reforzado la confianza de los inversores.
La institución monetaria del país decidió desde mayo emprender un cambio radical, desde una postura ultra-ortodoxa de tipos de interés bajos para mantener el crecimiento económico a una de las campañas restrictivas más fuertes de su historia para derrotar a la inflación, un problema que se ha vuelto endémico para Ankara. Después de que a tasa de inflación en septiembre se situara en el 61,54%, las alarmas se activaron y los tipos de interés han pasado del 8,5% a un 40% tras la reunión de noviembre. Este cambio se produjo, por su parte, con la entrada de un nuevo equipo al mando del banco central. Desde junio, la institución está liderada por el exbanquero de Goldman Sachs, Hafize Gaye Erkan.
De momento la inflación se mantiene inalterada en un 61%, pero el banco central espera que los esfuerzos actuales sirvan para, en el medio plazo, contener esta oleada inflacionaria. “El Comité decidió continuar el proceso de ajuste monetario con el fin de establecer el rumbo desinflacionario lo antes posible, anclar las expectativas de inflación y controlar el deterioro del comportamiento de los precios”, ha explicado la entidad en un comunicado. Respecto a cuanto durará esta medida el Banco Central de Turquía remató que “el ajuste monetario se reforzará tanto como sea necesario, de manera oportuna y gradual, hasta que se logre una mejora significativa de las perspectivas de inflación”.
Sea cual sea el resultado en la batalla contra la inflación, la realidad es que estas alzas tan agresivas en el ‘precio del dinero’ están siendo un catalizador para los bonos del país, que están viendo como su rendimiento se dispara. Sin embargo, la entrada de inversores no solo se ha realizado por el mayor atractivo de sus títulos, sino que diversas medidas paralelas que ha emprendido el presidente del país, Recep Tayyip Erdo?an, han favorecido esta situacion.
El Gobierno del país ha acompañado el enfriamiento de la economía con una serie de medidas. En particular destaca una subida del IVA de dos puntos porcentuales en todos los productos (del 18% al 20% para los bienes y servicios y del 8% al 10% para los básicos). También ha subido el impuesto sobre transacciones y seguros bancarios del 10% al 15%. “Reducir el déficit presupuestario es el objetivo del último aumento de impuestos y tasas, y algunas otras medidas para garantizar la disciplina fiscal también están en la agenda. También se planean recortes de gastos”, dijo un alto funcionario. De la mano de esto, también han permitido una mayor libertad en la negociación de la lira que hasta ahora era objeto de diversas restricciones para evitar las grandes fluctuaciones a las que estaban sometidas.
En declaraciones al Financial Times, Carlos Carranza, gestor de carteras de Allianz Global Investors, explica que todas estas políticas están favoreciendo la llegada de inversores extranjeros. Hasta ahora, fuera cual fuera la rentabilidad en el mercado de renta fija, esta era frustrada por una inflación galopante, pero cada vez hay más optimistas con el cambio de rumbo. “Turquía está luchando contra la inflación, permitiendo que el banco central sea independiente y suba los tipos y trabajando para hacer frente al deterioro fiscal”.
Actualmente los rendimientos siguen muy por debajo de la inflación, pero los expertos creen que si esta comienza a retroceder desde ahora, eso abriría una importante oportunidad para quien tome posiciones ahora, con el precio de los bonos por el suelo. Por su parte, muchos pretenden aprovechar un dólar muy fuerte, que parece que irá retrocediendo a partir de ahora a medida que se sucedan los recortes de tipos de la Fed. Una situación que ha provocado que la oportunidad turca se abra y que “los inversores internacionales, prácticamente ausentes, estén empezando a cubrir posiciones”, según Amundi.
A pesar de todo las tenencias extranjeras son aún pequeña, con solo un 1% de los bonos del país en manos de inversores extranjeros frente al 79% que poseen los bancos del país y al 5% del banco central. En su punto álgido el 23% de toda la deuda del país llegó a estar en manos de inversores extranjeros (2012). Sin embargo, la espiral inflacionaria que ha ido azotando al país recurrentemente y la inestabilidad de la lira ha hecho que esta cifra se vaya reduciendo hasta algo totalmente marginal.