El cobre se ha convertido en una de las materias primas con más fluctuaciones desde la guerra de Ucrania. Con uno de sus principales suministradores cerrando sus puertas y la demanda incrementando debido a que se trata de un componente clave para la transición energética, su valor se disparó. Ahora, los expertos creen que otro ‘boom del cobre’ podría repetirse, haciendo que su valor se dispare un 75% en los próximos dos años ante una sucesión de factores. En ese sentido, un país se ha perfilado como el máximo beneficiado de este explosión de la materia prima y puede vivir una auténtica revolución en su economía debido al nuevo papel del cobre en el mundo. Este es el caso de Chile.
La república latinoamericana cuenta con la mayor reserva del mundo de cobre, con un 27% del total en 2022. Además, la maquinaria minera ya funciona a un gran rendimiento, siendo el mayor productor del mundo por mucho al extraer más de 5.2 millones de toneladas métricas el año pasado. El destino del metal es indisociable de la salud económica de Santiago, pues toda su balanza comercial está dominada por las ventas de esta materia prima.
El país vivió un auténtico ‘boom’ al comienzo de la guerra de Ucrania y previamente también, con crisis de suministros que obligó a EEUU y a Europa a reforzar sus compras en el Oeste, mientras los problemas logísticos en Asia se amontonaban. Incluso en plena ‘resaca’ de esta explosión del cobre en 2021, Chile ha exportado el último año 44.605 millones de dólares gracias al cobre, más de la mitad del total de sus ventas al exterior. Según Joaquín Morales, vicepresidente de la Comisión Chile del Cobre, esta cifra menor de lo esperado se debe a “una fuerte caída en la cotización del materia prima”.
Ahora el país liderado por Gabriel Boric se encuentra en un punto de inflexión. Este país fue de los primeros en subir tipos de interés para frenar la inflación y de hecho vivió una fuerte recesión en 2022, encadenando tres trimestres consecutivos en negativo. Chile llegó a su punto máximo con los tipos en octubre de ese año, situándolos en el 11,25% para contener una inflación que se había disparado al 14%. Los mantuvo altos hasta junio de 2023, pero solo los ha bajado, de momento hasta el 8,25%.
Respecto al IPC, la situación mejoró y bajando al 3%, pero la economía fue definida como una de “estancamiento” por parte de la OCDE que estima que cerrará el año con una contracción del 0,1% de su PIB. Además, desde el organismo internacional explican que esta situación se debe a “las condiciones financieras más estrictas y la retirada de apoyo de la pandemia, que está reduciendo el consumo de los hogares.
Ahora tanto la OCDE como Boric han hablado públicamente de una remontada en el PIB del país para 2024, del 1,8%. Sin embargo, todo depende de la materia prima, que puede ser la tabla de salvación del país. Según Fernando Fuentes y Carlos García, investigadores de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, afirman en su último informe que por cada subida del 1% en el precio de la materia prima, la economía de Chile vivirá un incremento del 0,16% en su PIB. Esto según datos anteriores a la crisis de suministro de 2021, por lo tanto, probablemente la subida ahora afecta de forma diferente, pero sirve para ver el peso del sector en la economía de una país para el que la minería es el 13,6% de su PIB y cuyas exportaciones representan el 58% del total.
El boom del cobre
Todos coinciden en que el cobre está a las puertas de una revalorización masiva. Los más optimistas como BMI, unidad de Fitch Solutions, esperan que en los próximos dos años pueda dispararse un 75% debido a “interrupciones de suministro y mayor demanda por las renovables”. Además desde la firma remarcan que la caída del dólar estadounidense (por las bajadas de tipos de la Reserva Federal) afectarán de forma decisiva al precio de la materia prima.
En ese sentido, Goldman Sachs avisa de que todos estos factores conspirarán para desatar un potente déficit en la materia prima de más de medio millón de toneladas en 2024. “Los recortes de suministro refuerzan nuestra opinión de que el mercado del cobre está entrando en un período de ajuste mucho más claro”. Debido a ello la firma norteamericana apuesta por una subida hasta los 10.000 dólares en 2024 y los 15.000 en 2025 desde los 8.517 actuales.
Estos incrementos tan optimistas vienen después de una normalización este año tras un despertar a medio gas de China y una mejora tras los problemas con Rusia y la cadena de suministro de Asia. En ese sentido, desde ING creen que la demanda apenas se moverá, contrayéndose un 1% pero “las reservas están muy bajas y esta situación crea la posibilidad de un aumento muy rápido si el consumo se recupera”. Una posibilidad que ven con mayor fuerza debido a “una flexibilización por parte de la Reserva Federal que respaldará al cobre”.
Además, esta subida del precio del cobre se sumaría a un incremento en la producción de Chile, que tiene el objetivo de aumentar en 1,04 millones de toneladas métricas para 2026 la misma, según explicó el ministro de Finanzas, Mario Marcel, en una presentación a comienzos de diciembre. Esto supondría un salto del 20% en comparación con los niveles actuales y mejoraría el liderazgo del país sudamericano en el suministro mundial.
Desde Zimtu Capital remarcan el su importancia para la transición ecológica y explican que “se trata de un metal altamente conductor, clave en el cableado eléctrico y esencial en la industria solar y eólica“. Además, diversos avances tecnológicos “están incrementando sensiblemente la demanda de cobre”, al igual que el desarrollo de economías emergentes en Asia, “pues necesitan el material para mantener su expansión industrial y de infraestructura”.
“Es probable que los nuevos inversores tengan dificultades para acceder a tierras con la situación política”
En ese sentido Chile se presenta como una potencia histórica del cobre con algunas de las minas más grandes del mundo como Chuquicamata y El Teniente funcionando a pleno pulmón desde comienzos del siglo XX. En ese sentido, destacan que solo la inestabilidad política puede afectar a su posición como dominador de la materia prima y a su capacidad de capitalizar su subida de precios.
El país rechazó hace escasas semanas la nueva constitución a través de un referéndum y las dudas políticas pueden frenar la inversión en nuevos yacimientos. Al menos eso es lo que opinan desde S&P Global, que afirman que “es probable que los nuevos inversores tengan dificultades para acceder a tierras con la situación política”. Sin embargo, la firma norteamericana deja claro que “lo más probable es que Chile (y en segunda instancia Perú) desempeñen un papel clave en el ajuste de las cadenas de suministro mundiales”. Además, llegado el momento, estarán preparadas para capitalizar esta situación dado que “sus industrias mineras están bien establecidas”.