Los mercados mundiales de divisas operaban estables el lunes después de que el yen alcanzó su nivel más bajo desde noviembre, dejando a los operadores a la espera de una intervención del gobierno japonés para apuntalar la moneda.
El dólar alcanzaba máximos de un mes frente a una cesta de divisas principales, ya que los inversores buscaban refugio ante la preocupación por la economía china.
La divisa japonesa llegó a caer a 145,22 unidades por dólar en las primeras operaciones en Asia, su nivel más bajo desde el 10 de noviembre, antes de cambiar rápidamente de rumbo en un comienzo de semana volátil. Posteriormente operaba a 144,96 yenes, sin cambios en el día.
El Banco de Japón se ha aferrado a su política monetaria ultralaxa mientras otros bancos centrales mundiales subían las tasas de interés, lo que ha hecho más atractivas las rentabilidades en otros países y ha lastrado al yen.
Japón intervino en los mercados de divisas el pasado mes de septiembre, cuando el dólar superó los 145 yenes, lo que llevó al Ministerio de Finanzas (MOF) a comprar yenes y hacer retroceder el par a unos 140 yenes. El yen ha perdido casi un 10% frente al dólar en lo que va de año.
El euro cedió terreno antes de revertir las pérdidas y estabilizarse frente al dólar en 1,095 dólares, mientras que la libra esterlina subía a 1,271 dólares.
Este movimiento ayudó al índice del dólar a subir a 103,02, su nivel más alto desde principios de julio. Posteriormente operaba a 102,82.
Los analistas señalan que los inversores han estado comprando dólares como refugio ante la preocupación por la salud de la economía mundial, especialmente China. También señalaron la reciente subida de los rendimientos de los bonos estadounidenses ante la persistente fortaleza de la economía del país.
El martes, los inversores analizarán la producción industrial china y los datos sobre el gasto de los consumidores, antes de que el miércoles se publiquen las minutas de la última reunión de la Reserva Federal estadounidense. El miércoles también se publicarán las cifras de la inflación británica.
