El Banco Central Europeo (BCE) está a solo dos semanas de una reunión clave en la que, previsiblemente, bajará los tipos de interés oficiales por primera vez desde que empezara a subirlos hace ya casi dos años. Los hipotecados esperan con ahínco que el BCE recorte los tipos oficiales, la fuerza que mueve el euríbor y, con él, las cuotas que pagan las familias por sus préstamos. En este contexto, el banco central ha publicado este jueves un dato muy esperado que influirá en cómo y cuánto bajarán los tipos este año. Se trata de las subidas salariales negociadas en la eurozona, que aceleraron su crecimiento en el primer trimestre hasta el 4,7%.
El repunte del 4,5% en el cuarto trimestre de 2023 al 4,7% en el arranque de 2024 se debe fundamentalmente a los sueldos de Alemania, donde los trabajadores recibieron importantes pagos compensatorios por la elevada inflación del año pasado. La cifra ha sorprendido al alza, algo que sin duda es una buena noticia para los trabajadores y para la recuperación económica europea, pero que puede tener un revés amargo para los hipotecados.
La evolución de los salarios es una variable clave para que el banco central decida sobre los tipos de interés y, por tanto, sobre cuánto pagan cada mes los hogares con deudas a tipo variable. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, subrayó a comienzos de año que el BCE necesitaba ver que los incrementos salariales se van moderando para poder cantar victoria en la lucha contra la inflación. Algo que desde la propia institución con sede en Fráncfort creen que acabará sucediendo, pero todavía no hay datos contundentes que lo respalden.
Los precios del consumo en la eurozona están bastante contenidos. En abril, la inflación en el área del euro fue del 2,4% (3,4% en España), muy cerca de la meta del 2% que persigue el BCE. Sin embargo, a la institución responsable del euro le preocupa la inflación de los servicios, que todavía se mantenía en el 3,7% en abril. Los precios de los servicios están muy condicionados por la evolución de los salarios, dado que son el principal coste que afrontan las empresas en el sector.
La caída de tipos en junio parece clara, así se han preocupado de señalarlo distintos representantes del banco central en las últimas semanas. Lo que es menos seguro es cuánto bajará el precio oficial del dinero a lo largo de este año, un dato clave para que las familias y empresas endeudadas a tipo variable sepan cuánto alivio pueden esperar en sus cargas. Y a la hora de determinar esa velocidad influirá, decisivamente, los datos salariales que vayan recibiendo los gobernadores del BCE.
El leve repunte de las subidas salariales funciona como munición para los sectores más conservadores del BCE (los célebres ‘halcones’), partidarios de ser prudentes a la hora de bajar los tipos. El conservador Bundesbank —el equivalente al Banco de España en Alemania— ha advertido este jueves que todavía hay “riesgos” en el proceso de desinflación y que la inflación de los servicios podría mantenerse alta por más tiempo.
Una de las voces más influyentes del BCE, Isabel Schnabel, advierte de que el banco central no se compromete a ninguna senda de bajada de tipos predefinida. Schnabel, que es miembro del Comité Ejecutivo del banco central, advierte que pueden darse dos escenarios: uno en el que las subidas salariales siguen moderándose y la inflación vuelve a su curso; y otro en el que las alzas salariales permanecen fuertes. “En esa situación, necesitaríamos ser más cuidadosos porque podría significar que la vuelta a nuestro objetivo se retrasa o que la inflación repunta”, sostiene.