“El ministro de Economía dijo que el sueldo mínimo va a ser desvinculado (de la inflación). Eso quiere decir que el reajuste del sueldo mínimo no va a tener más un aumento real”, declaró Lula durante una rueda de prensa en Juiz de Fora, en el estado de Minas Gerais (sudeste).
Lula aludió a versiones de prensa que apuntan a que el ministro de Economía de Bolsonaro, Paulo Guedes, estaría trabajando en un plan para desvincular el aumento del sueldo mínimo, que actualmente ronda los 1.200 reales (230 dólares), del crecimiento de la inflación del año anterior.
Guedes, un economista liberal de la Escuela de Chicago, reconoció que el asunto está siendo discutido, pero garantizó que la corrección de los salarios y las jubilaciones seguirá siendo hecha en base a la inflación.
“Estén preparados. 22 millones de jubilados y 32 millones de personas que ganan un sueldo mínimo no van a tener reajuste por encima de la inflación”, incidió Lula, sin embargo, en la misma ciudad donde su contrincante sufrió un atentado en la campaña electoral de 2018.
Horas antes, durante un mitin en la localidad de Teófilo Otoni, también en el estado de Minas Gerais, el líder del Partido de los Trabajadores (PT) reafirmó su intención de eximir de impuestos a las rentas de hasta 5.000 reales (972 dólares) y aumentar, en contrapartida, los impuestos de los más ricos.
Minas Gerais, en el sudeste de Brasil, es un estado clave de cara a la segunda vuelta de las elecciones del 30 de octubre, en las cuales se prevé una reñida vuelta entre Lula y Bolsonaro.
Lula ganó la primer vuelta del 2 de octubre con un 48,4 % de los votos frente al 43,2 % de Bolsonaro, quien sorprendió con un desempeño mucho mejor que el proyectado por las encuestas.
Mientras el antiguo sindicalista intensificó su campaña en Minas Gerais, el líder de la ultraderecha ha centrado en los últimos días su agenda en Sao Paulo, el mayor colegio electoral del país y donde se prevé un duelo regional entre los candidatos apadrinados por Lula y Bolsonaro.