En las últimas horas, el ministro de Hacienda de Chile, Mario Marcel, detalló las secuelas que generaría en el país austral un nuevo retiro de fondos desde las AFP.
La autoridad acudió al Congreso chileno para asistir a una sesión de la Comisión de Constitución, donde se analizó la propuesta de un séptimo retiro desde las cuentas de capitalización individual por parte de los afiliados a las administradoras, los pensionados de rentas vitalicias y exonerados políticos.
Fue en ese contexto que el jefe de las arcas fiscales indicó que, a diferencia de cuando se concretaron los retiros durante la crisis de la pandemia, hoy la actividad económica ha retomado la senda del crecimiento, con un IPC que converge al rango meta (debajo del 4%).
Además, sostuvo que hay recuperación del empleo, del ahorro nacional y de la inversión extranjera, según detalló un boletín de prensa de la Cámara de Diputados.
Marcel explicó un nuevo retiro de dineros destinados a las pensiones, provocaría la reducción de los activos de los fondos de pensiones y representaría un 31,5% del PIB.
Citado por el reporte de prensa de la Cámara de Diputados, estimó que se elevaría el tipo de cambio, mientras que la inflación podría llegar por encima del 14%.
Con ello, acotó, “lo retirado por una persona sería consumido por el efecto inflacionario en un solo año”.
Las tasas de interés, por otra parte, se mantendrían altas; y sumado a la inflación, incrementaría los nuevos dividendos hipotecarios en un 50%.
Marcel subrayó que el contexto de la aprobación de los tres retiros pasados, en particular el primero, fue muy diferente al actual, cuando por efecto de la pandemia se sumaban una fuerte contracción de la economía “y una alta tasa de desempleo, que restringían los ingresos de las familias”.
Sostuvo que las medidas fueron “desmedidas y regresivas”, excediendo la pérdida de ingresos de los hogares, generando desbalances que afectaron a la economía y a las personas.
Por todo, dijo que en ese entonces hubo una “expansión significativa del consumo privado que presionó a la inflación” que llegó a un peak de 14,1% en agosto de 2022.
Eso también incidió en el tipo de cambio; generó una baja en el ahorro nacional; se amplió el déficit de la cuenta corriente (niveles previos a los años 80); e impulsó al alza a las tasas de interés, encareciendo los créditos.