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Economía

Papel de General Electric en crisis energética de Irak

“Los empleados de GE en nuestros negocios de energía a gas, redes y atención médica se están asociando con el pueblo de Irak para lograr un progreso continuo en la sociedad y mejorar la vida de las personas todos los días. Desde 2015 hemos colaborado con instituciones financieras, públicas y privadas para ayudar a asegurar más de 2400 millones de dólares en financiación para proyectos del sector energético en todo el país”, alegó la compañía estadounidense en un informe.

Sin embargo, esta brillante fachada está muy lejos de la realidad de las acciones de la multinacional sobre el terreno. En verdad, la política energética de GE en Irak refleja el enfoque más amplio que ha adoptado la Casa Blanca hacia Bagdad desde la tumultuosa invasión ilegal encabezada por Estados Unidos en 2003.

Orígenes de la crisis energética de Irak

El enigma energético ha sido durante mucho tiempo motivo de preocupación para los iraquíes. A raíz de la ocupación estadounidense, la corrupción proliferó dentro de las instituciones estatales, pero es el dominio ejercido por GE —junto con la alemana Siemens— lo que ha exacerbado la situación energética de Irak.

Esta intrincada red de control surgió por primera vez en 2003, cuando Washington asumió total autoridad sobre Irak. En ese momento, GE asumió la responsabilidad de mantener la infraestructura eléctrica de Irak tras la decisión de privatizar este sector que alguna vez estuvo subsidiado por el gobierno.

Un experto en energía que representó al gobierno iraquí durante esas negociaciones revela al sitio The Cradle que el contrato de mantenimiento inicial firmado entre Bagdad y GE tenía un precio asombroso de 5 mil millones de dólares.

Lo más sorprendente es que GE no tuvo presencia física en la capital iraquí en aquel momento: “Los estadounidenses negociaban y firmaban contratos en Bagdad y luego regresaban a Amman (capital de Jordania)”, afirmó el experto, bajo condición de anonimato.

La génesis de la crisis eléctrica de Irak se remonta a la Guerra del Golfo Pérsico en 1991. Las centrales eléctricas estratégicas del país fueron objeto de destrucción por las fuerzas de la coalición internacional encabezada por Estados Unidos, y las sanciones estadounidenses frustraron cualquier intento de rehabilitación. Esto dejó la infraestructura y las industrias de Irak en ruinas y sometió a sus ciudadanos a condiciones insoportables durante veranos sofocantes.

Entre 2003 y 2021, Irak invirtió la asombrosa cantidad de 85 000 millones de dólares en su atribulado sector eléctrico. Un ex asesor del primer ministro iraquí revela a The Cradle que casi la mitad de esta colosal suma se canalizó hacia la construcción de estaciones alimentadas con gas para generar electricidad.

Los fondos restantes se asignaron a la compra de gas, combustible y electricidad de los países vecinos, al mismo tiempo que se asumía la carga financiera de pagar salarios a una fuerza laboral de 300 000 empleados en el Ministerio de Electricidad iraquí.

Cortes de energía prolongados

Se calcula que se han desperdiciado unos 35 000 millones de dólares en inversiones inútiles en el sector eléctrico del país.

Sostiene que esa suma podría haber hecho avanzar significativamente la producción de electricidad de Irak a unos formidables 40 gigavatios, lo que cubriría suficientemente las crecientes demandas de energía de toda la nación. En cambio, en marcado contraste con ese potencial, la actual producción de electricidad de Irak languidece ahora en apenas 23 gigavatios, lo que apenas satisface la mitad de las necesidades del país.

Esta deficiencia ha provocado cortes de energía angustiosamente prolongados, que duran hasta 12 horas agotadoras cada día, especialmente durante los abrasadores meses de verano.

Irán ha aliviado una gran parte de esa carga exportando 7,3 gigavatios de electricidad a Irak mensualmente, mientras que GE, Siemens y sus empresas afiliadas fueron contratados para proporcionar 27,7 gigavatios adicionales para alcanzar el codiciado objetivo de 35 gigavatios.

Ese objetivo nunca se ha alcanzado. En cambio, Bagdad ha tenido que seguir dependiendo del suministro iraní y actualmente cubre esos costos a través de una cuenta en el banco iraquí TBI en nombre del gobierno iraní. Sin embargo, la incesante presión estadounidense sobre Irak durante las negociaciones de exención de sanciones ha colocado a los funcionarios iraquíes en una posición difícil, obligándolos a reducir los pagos a Teherán.

El enfrentamiento entre GE y Siemens

Mientras tanto, a pesar de su incumplimiento en el sector eléctrico iraquí, General Electric y Siemens continúan enfrentándose en feroces batallas por aún más contratos. Otro funcionario iraquí de alto rango le dice a The Cradle que esta lucha llega hasta la cima:

“Esta cuestión fue el primer punto planteado por los funcionarios occidentales en sus reuniones y comunicaciones con sus homólogos iraquíes. Todos los presidentes estadounidenses plantean la cuestión de los contratos de General Electric. Los contratos de Siemens fueron el centro de cualquier contacto que la [ex] canciller alemana Angela Merkel tuvo con cualquier funcionario iraquí. Estábamos sintiendo una presión tremenda y el primer ministro estaba confundido acerca de cómo tratar este expediente”, reveló.

En 2008, Siemens había firmado un importante contrato de 1900 millones de dólares con el gobierno iraquí para equipar cinco nuevas centrales eléctricas con turbinas de gas, capaces de generar 3,19 gigavatios de electricidad. Se suponía que este contrato, junto con un contrato de 2800 millones de dólares con GE el mismo año, ayudaría a resolver la crisis eléctrica en Irak.

Pero durante más de una década, ninguno de los conglomerados ha desarrollado todo su potencial. Alegando sanciones a Irán, Siemens retrasó el suministro de turbinas a empresas iraníes, egipcias y surcoreanas a las que Bagdad había encargado la construcción de centrales eléctricas en Basora, Kirkuk y el este de Bagdad.

Por su parte, GE simplemente ignoró las especificaciones de su contrato para suministrar agua pesada y turbinas multicombustibles, enviando en su lugar turbinas de gas a Irak y luego consiguió contratos de mantenimiento ampliados.

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