Los aumentos fueron dispuestos por Axion, Shell y la estatal argentina YPF, entre otras compañías, lo que determinó que horas antes de que se concretaran los incrementos se formaran colas de automóviles en gasolineras de la capital.
En promedio los nuevos precios en Buenos Aires pasaron a 702 pesos (0,69 centavos de dólar) para la gasolina súper y 868 pesos (0,86 centavos de dólar) para la nafta premium.
Los incrementos se suman a los que se produjeron antes de la llegada al poder de Milei el 10 de diciembre —de más de 15%— y posteriormente a esa fecha, tras la devaluación del peso, de entre 35% y 45%.
Los incrementos se producen en un contexto de inflación galopante y la medida recalentaría aún más los precios por su incidencia en costos como el transporte pesado de mercancías.
Analistas económicos calculan que la inflación de diciembre estuvo entre 20% y 30% y que 2023 terminó con una suba de precios de más de 200%. Los datos oficiales serán dados a conocer la próxima semana.
Autoridades de la Cámara de Empresarios de Combustibles afirmaron que el gobierno apunta a llevar el precio de los combustibles “a la paridad de importación”, es decir, a sus valores a nivel internacional.
Antes de asumir el cargo de secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo había dicho a la prensa que el equipo de asesores de Milei trabajaba “en una solución integral que permita una transición a un libre mercado” y a una fluctuación sin el “control indirecto” que ejercían tradicionalmente las autoridades sobre los precios en el mercado a través de YPF.