El mercado de criptomonedas ha experimentado un notable retroceso recientemente, con la capitalización total del mercado cayendo un 10% entre el 14 y el 23 de agosto, alcanzando su punto más bajo en más de dos meses con USD 1.04 billones. Este movimiento ha desencadenado importantes liquidaciones en los contratos de futuros, las mayores desde el colapso del FTX en noviembre de 2022.
Varios factores económicos han contribuido a este descenso. Como los tipos de interés han superado la marca del 5% y la inflación se mantiene por encima del objetivo del 2%, los costes financieros tanto de familias como empresas han aumentado, lo que ejerce presión sobre el gasto de los consumidores y la expansión económica. Esto hace que haya menos dinero disponible para el ahorro y podría obligar a la gente a desprenderse de sus inversiones sólo para cubrir sus cuentas mensuales.
Dado que las expectativas de inflación para 2024 se sitúan en el 3.6% y que los ingresos promedio por hora aumentaron un 5.5% interanual, al ritmo más rápido desde 2020, es probable que la Reserva Federal (Fed) mantenga o incluso suba los tipos de interés en los próximos meses. En consecuencia, un escenario de tipos de interés altos favorece las inversiones en opciones de renta fija, lo que perjudica a las criptomonedas.
La inflación ha retrocedido desde su máximo del 9% hasta el actual 3%, mientras que el índice S&P 500 está sólo un 9% por debajo de su máximo histórico. Esto podría indicar un “aterrizaje suave” orquestado por la Reserva Federal, lo que sugiere que la probabilidad de una recesión prolongada y profunda está disminuyendo, socavando temporalmente la tesis de inversión de Bitcoin como cobertura.
Factores emergentes de la industria de las criptomonedas
Los inversores habían depositado grandes esperanzas en la aprobación de un fondo cotizado en bolsa (ETF) de Bitcoin al contado, especialmente con el respaldo de BlackRock y Fidelity. Sin embargo, estas esperanzas se desvanecieron cuando la SEC siguió aplazando su decisión, alegando que las salvaguardias contra la manipulación eran insuficientes. Para complicar las cosas, sigue habiendo un volumen sustancial de operaciones de stablecoins en exchanges no regulados en el exterior, lo que plantea dudas sobre la autenticidad de la actividad del mercado.
Las dificultades financieras de Digital Currency Group (DCG) también han tenido un impacto negativo. Una filial de DCG está lidiando con una deuda superior a USD 1,200 millones con el exchange Gemini. Además, Genesis Global Trading se declaró recientemente en quiebra debido a las pérdidas derivadas de los colapsos de Terra y FTX. Esta precaria situación podría obligar a vender posiciones en los fondos Grayscale GBTC si DCG no cumple sus obligaciones.
El endurecimiento de la normativa agrava aún más los problemas del mercado. La Comisión de Bolsa y Valores (SEC) ha presentado una serie de cargos contra el exchange Binance y su CEO, Changpeng “CZ” Zhao, alegando prácticas engañosas y el funcionamiento de una bolsa no registrada. Del mismo modo, Coinbase se enfrenta a un escrutinio normativo y a una demanda centrada en la clasificación de determinadas criptomonedas como valores, lo que pone de relieve la ambigüedad de la política de valores estadounidense.
El dólar se fortalece a pesar de la desaceleración económica mundial
También han aparecido señales de problemas derivados del menor crecimiento en China. Los economistas han revisado a la baja sus previsiones de crecimiento para el país, y tanto las importaciones como las exportaciones han experimentado descensos en los últimos meses. La inversión extranjera en China cayó más de un 80% en el segundo trimestre en comparación con el año anterior. Preocupantemente, los impagos de promotores privados chinos ascienden a la escalofriante cifra de USD 390,000 millones, lo que supone una importante amenaza para la economía.
A pesar de la perspectiva de un deterioro de la economía mundial, que podría reforzar el atractivo de Bitcoin debido a su escasez y a una política monetaria fija, los inversores están mostrando una propensión a acudir en masa a la seguridad percibida de los dólares estadounidenses. Esto es evidente en el movimiento del índice del dólar DXY, que ha subido desde su mínimo del 17 de julio de 99.5 a su nivel actual de 103.8, marcando su punto más alto en más de dos meses.