Los precios del cobre rondaban el miércoles los US$ 8,350 la tonelada. Ya que las esperanzas de que el alivio de las restricciones del COVID-19 por parte de China acabe por impulsar la demanda se veían contrarrestadas por un aumento de las infecciones que está reduciendo el consumo a corto plazo.
China es, con diferencia, el mayor consumidor de metales como el cobre, que se utiliza en los sectores de la energía y la construcción.
Economía inestable
Su estricta política de cero COVID-19 perturbó la actividad económica y contribuyó a hacer caer el cobre desde un máximo histórico de US$ 10,845 en marzo hasta un mínimo de US$ 6,955 en julio.
El mercado se debate entre la debilidad actual de la demanda y la esperanza de un repunte a largo plazo. También pronostica precios agitados a corto plazo, pero una subida por encima de los US$ 10,000 el año que viene.
“Es probable que la recuperación sostenida de los precios de los metales básicos no comience hasta mediados del año que viene”, dijeron analistas de Commerzbank. “Hasta entonces, el peligro de retrocesos significativos seguirá siendo alto”.
A las 11:28 GMT, el cobre de referencia en la Bolsa de Metales de Londres (LME) ganaba un 0.1% a US$ 8,360.50 la tonelada, acumulando un alza del 1.5% en el mes, tras mejorar un 10.6% en noviembre.
Los metales se veían apoyados por un dólar que se encamina a su mayor pérdida trimestral en casi 12 años frente a una cesta de las seis principales divisas. Lo que hace que los metales tasados en el billete verde sean más asequibles para muchos compradores.
En otros metales básicos, el aluminio en la LME subía un 0.8% a US$ 2,392.50 la tonelada, el zinc bajaba un 1.3% a US$ 3,043.50, el níquel caía un 1.5% a US$ 27,905, el plomo restaba un 0.9% a US$ 2,160, y el estaño cedía un 0.1% a US$ 23,900.