El mercado de créditos informales en el Perú sigue creciendo y presentando preocupantes cifras. Según el reciente “Estudio sobre el mercado de crédito informal en el Perú” realizado por el Instituto Peruano de Economía (IPE), el 9,3% de los hogares urbanos ha recibido un crédito de un prestamista informal en los últimos 12 meses, lo que representa cerca de 605.00 familias. Este dato se mantiene similar al encontrado en 2022, cuando se registraron 580.000 familias.
Uno de los hallazgos más resaltantes del estudio es el significativo incremento de los préstamos “gota a gota” o de pago diario, que han pasado a representar el 35% del total de créditos informales en 2024, frente al 22% registrado en 2022. Este tipo de préstamos se caracteriza por sus altas tasas de interés y por estar vinculados a situaciones de inseguridad para los prestatarios. Por ello, en medio de los crecientes niveles de criminalidad en el Peru, es un tema que debería ponerse en agenda. Asimismo, el estudio destaca que el tamaño del sector de créditos informales habría alcanzado S/ 1.780 millones (US$ 472,3 millones), superando a los créditos otorgados por las cajas rurales de ahorro y crédito.
Los prestatarios recurren al crédito informal principalmente por la urgencia e inmediatez de obtener financiamiento, siendo la razón más común el pago de deudas informales pendientes. Dada la premura, estos están dispuestos a asumir tasas significativamente más altas que las impuestas al sector formal: el 51% de los encuestados paga una tasa de interés anualizada superior al 500%, lo que implica que, si se pidiera el mismo crédito de forma continua por un año, el monto pagado sería más de cinco veces el monto prestado.
La problemática se agrava debido a las prácticas ilegales de algunos prestamistas para asegurar el pago. El 16% de los prestatarios informó sentirse amenazado o intimidado, y el 78% tuvo que pagar más de lo inicialmente acordado. Además, el 51% recibió amenazas verbales.
La percepción de los prestatarios sobre el crédito informal cambia radicalmente al enfrentar situaciones de intimidación: mientras que el 45% considera favorables las condiciones del crédito antes de sufrir amenazas, solo el 14% mantiene esta opinión después de recibir represalias. De hecho, el 65% de aquellos que fueron intimidados optaría por una entidad formal en el futuro, frente al 34% de quienes no fueron afectados.
El IPE resalta la necesidad de promover el acceso a créditos formales seguros y con tasas de interés más bajas. Para ello, una primera recomendación es derogar la Ley N° 31443, que permite al Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) establecer topes a las tasas de interés en el sistema financiero. Esto se debe a que el 69% de los prestatarios informales encuestados (95% en Iquitos) paga intereses por encima del tope vigente, lo que demuestra que estos valoran más el acceso al préstamo que su costo o posibles amenazas. Es decir, los topes a la tasa de interés no evitan préstamos más caros, sino que dejan sin alternativas formales a muchas personas.
Otra recomendación está vinculada a la promoción de la innovación financiera. Así, por ejemplo, un mecanismo importante para promover el uso de los servicios financieros formales consiste en aprovechar nuevas herramientas como las billeteras electrónicas. El uso de estas entre prestatarios que no recurrieron a una entidad formal (70% de los prestatarios en 2024) se incrementó de 43% a 69% entre 2022 y 2024, más rápido que cualquier otro servicio financiero. Además, este proceso de innovación resulta importante el diseño de productos financieros específicos para grupos usualmente excluidos. Por ejemplo, mujeres, el ámbito rural y adultos mayores.
Finalmente, el IPE destaca la importancia de cerrar brechas en educación financiera. Según la Encuesta de Capacidades Financieras de la SBS, solo el 21% de los encuestados en 2022 era capaz de realizar un cálculo de interés simple, una habilidad fundamental para evaluar la conveniencia de un crédito y evaluar las diferencias entre los créditos formales e informales.